miércoles, 26 de enero de 2011

Las intrépidas aventuras y desventuras de Piernicorto Y Gargancillo

Hoy es el estreno mundial de la serie Piernicorto Y Gargancillo....

de regalo, 3 capítulos.



Season 1. La perpendicularidad en sus miradas

Gargancillo es alto y delgado como una cerilla en un burdel. Piernicorto es bajito y rechoncho como un taburete en una guardería. Y justo en el centro, el equilibrio. La pareja perfecta. Eso piensa Gargancillo mientras observa a Piernicorto, el cuál está en pijama y absorto frente a la tele, donde echan un Reality Show de cantantes y bailarinas, o tal vez de jóvenes socialmente inadaptados. Sus piernecitas colgaban del sofá, como trenzas de una niña de prescolar.


Previously on Piernicorto y Gargancillo... Piernicorto nos mostró su querencia por la más cruda y abominable realidad, a su vez, Gargancillo, trató de ocultarnos su nostalgia de que otra vida podía ser mejor, y la tenía tan cerca y tan lejos a la vez que, aun con sus largos brazos, temía no alcanzarla nunca.


Season 2. Todo se pega menos la hermosura
Una tarde invierno, Piernicorto y Gargancillo reciben la visita de su amigo Paco Venéreo. A Paco, con su belleza griega aún siendo natal de Tomelloso, nadie le quiere tocar, ni respirar lo que él respira. Paco camina y el resto corre sin importar orden ni dirección. Piernicorto y Gargancillo cuando sabían que venía le han puesto una silla en el centro del salón. No es menos amor la precaución, pensaron. Y después arrinconaron un poco más el sofá a la ventana.  



Previously on Piernicorto y Gargancillo... nuestros amigos recibieron la visita programada, ésas son las órdenes, de su amigo Paco Venéreo, éste pasea por el mundo su belleza infinita a la vez que el contagio alarmante de toda enfermedad aún por dar nombre, se dice que ya hay al menos 15 que llevan su nombre y después, un número cardinal.


Season 3.Y si hay un fuego, aprenderé a arder


Gargancillo, como buen obsesivo compulsivo que es, entró en el mundo de la papiroflexia como quien se echa al caballo después de haberlo probado una sola vez y la soledad de su vida es la suficiente. Así que empezó por las pajaritas y al poco ya hacía muebles de papel con los que vistió su casa, luego hizo ropa, botellas y hasta la comida, en un mes todo en su casa eran periódicos a medio cortar. Un día fabricó un Piernicorto y un Gargancillo de papel con las hojas color salmón de El País. Le gustaba verse moreno como un cubano natal. Especialmente el cuerpo de Piernicorto lo hizo fuerte y musculoso, tanto que, sin ningún tipo de vergüenza ni rubor, se adueñó de la casa y los echó sin compasión. Así que ahora los dos buscan un lugar donde vivir, preguntan tan sólo por áticos, porque Piernicorto teme a los mosquitos de vuelo raso y a las llamadas inesperadas de carteros, repartidores de propaganda del Lidl y gente de memoria frágil.






and next Wednesday....

Perniciosa Deltodo, antigua enamorada impenitente y ahora bruja rabiosa y de odio superdotado, se hará presente en la vida de nuestras sulfurosos Héroes.






 

lunes, 24 de enero de 2011

Siempre es poco tiempo para casi cualquier adiós

Ayer rebuscando entre las cosas que había dejado escritas en mi Moleskine, a modo de ancla para que nada se olvide, o a modo de anzuelo, para morder como un tonto cuando la inspiración la sienta lejos, encontré varios textos que me parecieron horribles y que me proporionaron una estúpida sensación de vergüenza ajena, Supongo que la estupidez del momento es sentir ajeno lo que fue de uno, por muy lejos que quede en el tiempo.



(Cuando se invente la máquina del tiempo, la gente tendrá que ser mucho más consecuente con sus actos)

(Cuando prohíban el alcohol, la honestidad de las coartadas será insoportable)

Siempre me pasa cuando leo algo que escribí hace tiempo, pero sólo duele cuando lo estás buscando. Cuando te lo encuentras por casualidad no deja de ser vergüenza, pero es fácil confundirla con nostalgia, como cuando vemos una foto nuestra de niños en alguna fiesta de disfraces en la que nos vistieron de soldaditos de plomo. Y podemos recordar el estupor que sufrimos aquel día pero ahora casi nos reímos y si tenemos a alguien cerca se lo enseñamos y hasta esperamos que con ello nos vaya a querer un poco más.



De carne y hueso y con dos piernas, pero con un traje rojo elegante hasta rebasar con creces lo ridículo.

(la foto verdadera existe)

A veces en mi Moleskine encuentro cosas que no son mías. Pueden ser listas de discos y entonces compruebas que el mejor disco del 2003 estabas convencido que fue el Is This Itde los Strokes, y casi que lo sigues pensando. Y caes en la cuenta que ya hace 8 años de aquello y aún crees que eres tú quien los ha descubierto y que otro disco parecido es aún posible.


En una de las páginas, el título es Música. En color rojo chaqueta de soldadito de plomo, Y debajo la letra de una canción. Debajo de la letra, pone: Canción de Anticiclón. Y justo en el centroesto:

Todos los planetas 
en su próxima vuelta
chocarán con tus ideas 
y se irá todo a la mierda
porque es tu problema 
verte los pies en La Tierra
mientras que tu cabeza
se proyecta al espacio
y la rabia se te apodera
y podrías cortarlos
de cuajo con tus propias manos
y echar a volar
sin pararte a pensar
que alguien se queda aquí abajo
acumulando el daño
que desde que has despegado
se pega a mi corazón
como el polvo al armario.


Si lo has logrado
puede que en unos 70 años
con suerte volvamos a encontrarnos
y yo ya seré vieja
y tú habrás fracasado
y aunque algo acabados
haremos buena pareja.


Ya no lo pienses más
y dale al botón
que empiece la cuenta atrás
hasta la ignición


En 10 segundos
ignición,
es poco tiempo para tanto adiós


5 segundos, ignición,
deja aquí en el suelo
al menos mi corazón

1 segundo ignición 
es absurdo tanto peso
para pretender alzar el vuelo.


Y entonces después de leerlo he bucado la canción en internet y no la he encontrado. Y he tratado de recordar la melodía y ni por asomo he conseguido enlazar una sola frase con cierta musicalidad.

Y en el fondo, tengo que reconocer, que me ha dado bastante vergüenza ajena.

Estúpida vergüenza ajena.



pd. el miércoles 3 episodios consecutivos de la serie Piernicorto y Gargancillo

martes, 18 de enero de 2011

Raya = Espacio + Tiempo


            Volvíamos en el tren y habíamos dormido más bien poco. Nos habíamos acostado casi a las 9 de la mañana. Alguien desayunaba en una terraza y al verlo me sentí mejor que él. De la unión de la estupidez y alcohol nunca salen buenas ideas. Sólo pensaba en llegar a casa y tumbarme en la cama, ver algún capítulo de Mujeres Desesperadas y aún estando interesado dormirme por sólo el placer de poder hacerlo. Diez butacas más allá había un mendigo que hablaba con toda la gente pero la gente no le devolvía ni una sola palabra. Gritaba cosas y una chica delgada pero no demasiado guapa cambió de vagón.

-Tengo una denuncia por intento de asesinato, me la pusieron la quinta vez que intenté suicidarme –gritó. La chica que estaba sentada enfrente de mí se asustó. Yo pensé que los personajes existen y siempre andan cerca nuestro.

Hablábamos de aquello y de lo otro y en un momento dado la misma chica que se había asustado unos minutos antes, me citó, o citó este blog pero sin saber que lo había leído aquí. Me sentí bien, me sentí mejor. Y ya no iba borracho aunque seguía siendo igual de estúpido.

-Jimmy Page hizo una gira como batería de los Rolling Stones, y en Praga se folló a la mujer de Mick Jagger –dijo el mendigo entonces. O eso me pareció entender. Estaba lejos y no vocalizaba nada bien.



Cuando bajamos del tren nos pusimos tristes, y en el andén hacía frío y en invierno a las 6 es casi de noche.

Me gusta la melancolía en las caras bonitas, aunque a veces duela.

La noche anterior acabamos en un pub de maricas. Cuando el tipo, Millán se llamaba, que nos llevó allí me lo dijo traté de corregirlo y él me dijo que nada de un pub de gays, es de maricas y decirlo de otra forma es una tontería cuando no una somera estupidez. Él era el más marica de todos. Nos prometió un after, pero al llegar casi no había música y tan sólo 10 o 12 personas. Todos chicos menos nosotros. Pedimos cerveza. Tratamos que nos invitaran a chupitos de absenta sin suerte. Llevábamos dinero pero necesitábamos que la destrucción llegara por casualidad o cuanto menos poder jurar que no la buscamos, que no hicimos nada por conseguirla.

Millán, que había desaparecido un buen rato, vino hasta nosotros. Estuvimos un rato hablando de aquello y de lo otro. No recuerdo ni una sola palabra. Un tipo se le acercó y le pidió cocaína, él dijo que en todo el pub el único que la llevaba era Augusto y que la vendía muy cara. Augusto era un hombre mayor que se parecía a Carlos Ferrando, llevaba bufanda blanca y una camisa ajustada de color azul satinado. El tipo se fue y le pregunté a Millán que a qué precio la vendía. Él respondió que no acepta dinero, que la da a cambio de una mamada.



-¿Tú has esnifado?

-Sí –me dijo.

-Augusto no parece un lugar muy agradable donde meter la boca,

-No me has entendido bien, me ha puesto una raya por dejar que me la chupe.

-Bueno, no es tan malo pues, supongo.

-Es horrible, pero sólo le he dejado chuparme la punta y muy poco, el muy cabrón me ha puesto una raya que ni se veía.

-El próximo día sal con más dinero de casa.

-Me ha dado mucho asco.

-Lo entiendo –le dije.

-No debería volver a hacerlo, no otra vez.

Tal vez debería haberlo abrazado allí mismo, pero no lo hice, me despedí de él y nos fuimos de allí.

Por el camino comentábamos la noche, nos reímos un buen rato. El sol daba fuerte, hacía frío y quedaba poco para ponernos tristes.

La pena más grande no llega con el inicio del dolor, si no con el fin de las mejores cosas, las que te salvan la vida.

Mi último sábado fue de esos que tardas en olvidar.

viernes, 14 de enero de 2011

La épica me eligió a mí

Más o menos ha vuelto a pasar. Un cliente (últimamente todo lo que acabo contando empieza en el trabajo) tras la conversación sistemática sobre la crisis y lo mal que están las cosas (tema que ha desbancado al clima de forma humillante como el Barça ha destrozado al Madrid) me ha preguntado si por las noches veo El Gato al Agua (programa de Intereconomía, la del toro y la Falange), yo le he dicho que no, que no veo la tele (MENTIRA, ayer mismo vi Gran Hermano) y entonces él me ha dicho que no me lo pierda, luego ha callado, luego a dicho, Mario Conde, sólo eso, Mario Conde, y luego se ha callado.



            Y me pregunto si no habría hecho bien entrando en la conversación porque tal vez él entonces hubiera dicho: como te decía, están mal las cosas, sólo hay que ver a los indecentes ésos del programa. Pero he preferido callar, porque seguramente habría dicho todo lo contrario y aunque me duela quiero conservar mi empleo. A parte el tipo tenía los dedos más gordos y grandes que he visto nunca, y eso son cosas que uno a de tener en cuenta a la hora de tomar decisiones importantes.

            Creo que todo esto me está envenenando y yo antes sólo pensaba sobre amor y lo encontraba en cualquier cosa, en una canción, en una piedra, en una foto de una mujer y un hombre desnudos y sucios, en un perro abandonado comiéndose su propio excremento a la puerta del instituto, en ese instante después de la lluvia efímera que precede al mejor sol, en mi madre cocinando arroz al horno y mi padre diciéndole que ya lo termina de hacer él. En el acto de tropezar sabiendo que, aunque no me levantara, no me iba a morir.

            Habitantes del mundo, yo no quiero ser pesimista, épico ni mucho menos tremendo, así que váyanse a otro planeta o déjenme en paz.

            Sin que venga a colación a todo esto, hoy mientras cagaba, me he acordado que cuando era pequeño y jugábamos al Veo Veo, encontré una palabra perfecta que nunca nadie encontró, y al poco tiempo me di cuenta de que ya nadie quería jugar conmigo.

            En otro orden de cosas ayer empecé Gomorra, fui al Consum el sábado con C y compramos gulas, alcaparras, zumo de tomate, un centollo, vino blanco, film transparente, dos alcachofas y ese libro. A C no le gusta que mezcle productos distintos en las mismas bolsas, pero a su vez, cree que el plástico acabará por conquistar este planeta, así que a regañadientes aceptó que pusiera el libro con las alcachofas y el vino blanco. Sólo he leído un capítulo y ya me tiene atrapado. No he podido evitar recordar El Poder del Perro y si somos tan afortunados aquí de no tener nada parecido o estamos muy ciegos y nos da bastante igual. En la primera página narra cómo un contenedor del puerto de Nápoles siendo elevado para cargarlo a un barco se tambalea hasta que las puertas ceden y empiezan a brotar de él cadáveres, como pus de un grano de una adolescente, tan bonita como acomplejada. Leí una entrevista a Roberto Saviano, dijo que todo lo que contaba era verdad.también dijo que estaba amenazado de muerte, amenazado de verdad. Recuerdo que C aquel día me dijo que nunca escribiera de nada parecido. estábamos en la cama y hacía frío, pero abarqué su cuerpo con mis brazos y el clima se entibió.




            Te sientes ridículo ahogándote en un plato de sopa cuando los hay que sobreviven sin brazos en medio de un océano. Pero no deja de ser cierto que el plato de sopa no cubre pero quema que te cagas.

            En casa de mis padres estoy releyendo a Bukowski. Ayer leí el relato donde cuenta cómo conoció a Fante. Es casi idéntico al narrado por Dylan en su obra maestra escrita Crónicas, donde nos muestra cómo llegó a conocer a Woody Guthrie. Me pregunto si yo alguna vez acabaré visitando a J, Nacho, Micah P., Ray, Javi y algunos más en un hospital. Acompañándolos en sus últimos momentos. Viéndolos morir. Cuaántos de ellos tiene toda la pinta de acabar así. Supongo que es la mejor manera de acercarte a quien admiras sin miedo a daños colaterales, casi nadie en el lecho de muerte se esfuerza en ser desagradable. Nadie cuando está solo, solo de verdad, se preocupa en ser indiferente.




            Hoy es viernes y no voy a bailar, pero tengo piernas y canciones de sobra para hacerlo. No elegir pasarlo bien es a veces también un placer inmenso.

martes, 11 de enero de 2011

Fumaré siempre

De un tiempo a esta parte, varios años ya, vengo observando que la mayoría de las veces no puedo participar en las conversaciones más comunes. No es que no pueda, quizá sí que soy bastante cobarde o más bien que el pasotismo se me ha apoderado.

            Así, es muy fácil verme en una conversación de 3 sobre la inmigración y yo estar callado. Compartir una charla amistosa sobre la nueva ley del tabaco y yo, estar callado, y sin poder fumar. Y lo mismo con la música y el cine, ya no digamos sobre libros, política y, menos mal que el Barça y Mourinho (míralo que machote él en la foto) no dan lugar a subjetivismos, porque ya me veía no hablando de fútbol.



            Soy raro. No quiero exterminar a ninguna raza.

            El martes mismo, vimos a una mujer de unos 80 años cogida del brazo de un negro de unos 35. Uno que estaba conmigo dijo, pobre mujer, a lo que ha tenido que llegar por no estar sola. Los demás rieron, para luego asentir.

            Yo callé.

            Y ahora me enciendo un cigarrillo.

            En otro orden de cosas me da un poco de corte cuando paso por delante del Tertulia, bar donde a media mañana me tomaba un café y me fumaba un Lucky, y paso de largo sin entrar. Generalmente los dueños están en la puerta, en la puerta de su bar, que en parte también es su casa, fumando a su vez en la calle, con todo el frío de enero cayendo sobre sus manos. Es triste. Y no hay por donde cogerlo, pero cuando el otro día salió el tema de la ley antitabaco, todo el mundo parecía estar muy contento y hasta uno dijo que hay que ser idiota para estar en contra de la ley.

            Y yo callé.

            Hay más en otro orden de cosas, pero en el fondo el alma es la misma, porque mientras que ayer por la tarde terminaba otro capítulo de la novela (ya sólo me faltan 3) y la ilusión me embargaba hasta parecer una bicicleta que se eleva y te hace permanecer para siempre en un fotograma a todo color entre La Tierra y la Luna, por la noche cogí una revista gratuita de tendencias y me enteré de que en breve Juan Antonio Bayona comienza el rodaje de una película sobre el Tsunami más famoso de las dos últimas décadas. La película va a llamarse Lo Imposible. Pensé que me había equivocado al leerlo, pero no, era así, era cierto. El mismo título que había pensado para la novela. El único posible, el que hacía justicia tanto al texto como al proceso de escribirlo. Un título para el mundo un título para mis entrañas.

Y ya no entró en todo lo del mar salvaje y la tierra yéndose a la mierda.

            Y ahora enciendo un cigarrillo. Detrás de otro.

            Hoy he vuelto a leer el capítulo de ayer. Y ahora me parece una mierda.

            Y las visitas al blog siguen creciendo y nadie postea nada. Y yo sigo confiando en la informática y en la imposibilidad de la locura en un contador de visitas.

            Mañana encenderé un cigarro en medio de un parque público, y luego me prenderé fuego.