lunes, 24 de mayo de 2010

Llorar es una mierda

Llevo toda la tarde en casa, no he hecho gran cosa, no he escrito nada y más bien lo único que no he dejado de hacer es fumar. Uno detrás de otro. A ratos me abstenía unos 15 minutos para poder disfrutar del siguiente. He fumado escuchando música y también cagando. He mirado algunas páginas de Internet con cuidado de no encontrarme con un spoiler de Lost. No lo he conseguido. Ha sido una calada agria cuando me he encontrado con la puta noticia, un solo titular, suficiente para estropearme la noche.

He llamado a Julio, a Julio le gusta que le llamen, me lo dijo un día pero yo ya lo había notado. Responde a la llamada y desde la primera sílaba le notas la sonrisa, es algo que se percibe aunque a veces no vaya acompañada de ningún sonido. De vez en cuando lo llamo y me siento bien porque sé que le hago bien. Él a mí no me llama porque sabe que no me gusta hablar por teléfono, no lo entiendo, tampoco es que crea mucho en el lenguaje corporal, pero prefiero hablar cara a cara con la gente que me apetece. Con los que no, no hablo de ninguno de los modos. Cuando suena el teléfono nunca lo cojo a la primera llamada, ni a la segunda ni a la tercera. Estoy un rato esperando, casi en tensión, miro el teléfono como si él fuera a decirme lo que debo hacer, a veces la llamada termina antes de que me decida. Entonces espero un rato y llamo yo. Dos frases y cuelga. Otras veces descuelgo antes de que el otro se canse. Dos frases y cuelga.

Cuando llamo a Julio es distinto, yo sigo diciendo esas dos frases, pero él puede soltar unas 20 o 40, podría no dejar de hablar, yo diría sólo dos frases y aquello parecería una conversación.

Hoy Julio no estaba normal, lo he notado desde el principio, al poco me ha dicho que había estado llorando. Julio puede estar horas y horas hablando porque tan pronto puede hablarte de cualquier trivialidad como de repente te cuenta su vida entera. Y hasta el más pintado tiene tanta mierda dentro que para sacarla toda necesitaría morir al menos 4 o 5 veces.

Me ha dicho que ha estado llorando porque su novia le ha dicho que tenía ganas de llorar. Él le ha preguntado por qué, y ella le ha dicho que no lo sabía, pero que su estómago parecía una lavadora centrifugando y que sólo podía sacarlo por lo ojos.

Llorar 30 horas seguidas. Él ha intentado animarla pero no ha podido porque no había nada que curar. Eso creo que ha sido lo que lo ha acabado de destrozar. Luego le ha colgado con la incertidumbre y pozos de pena, y se ha echado a llorar.

Me ha dicho que hacía mucho tiempo que no lloraba y que, por mucho que digan, llorar es una mierda y que no hace ningún bien.

Luego ha colgado. Nos hemos despedido y ha colgado, hemos quedado para tomar una cerveza otro día, no hemos especificado el día porque seguramente no existirá ese día.
Yo prefiero hablar con la gente cara a cara antes que por teléfono, pero es que yo prefiero muy poco hablar por teléfono.

Luego he encontrado el nuevo disco de Micah P. Hinson en el Spotify, ahora pondría aquí el enlace pero es que tengo miedo de entrar en el Youtube y encontrarme con otro spoiler de Lost. El disco me ha dejado tocado aunque confieso que en la recta final he echado de menos algún pico de intensidad. Sé que llegará, el tiempo y la paciencia harán su trabajo. Siempre es así con el de Abylene.

Tal vez el amor es eso, llorar porque el otro llora aunque el otro no sepa por qué está llorando y tal vez no tenga motivos. Pero llorar es una mierda y enamorarse de la persona adecuada es lo mejor del mundo. Así que algo falla en la ecuación. Puede que haya algo que se me escape o que como en casi todo, no tengo ni idea de cómo funcionan las cosas. Tampoco me importa, nadie sabe cómo funcionan las cosas pero las hacen para idiotas. Al final todo es apretar un botón.

Click, y entonces, te quiero.



Eso es todo, me voy a ver Lost, pase lo que pase, seguiré queriendo a esa serie, al fin y al cabo nunca fui de grandes finales, ni creo que estoy preparado para soportarlos.

¿Sigo hablando de Lost? ¿No?

jueves, 20 de mayo de 2010

El mono (desde hoy me estoy quitando)


Salió en las noticias ayer, un gorila había sido criado durante los primeros cinco años de vida por un tipo en un zoológico, el caso es que entonces lo pusieron en libertad. Cinco años después el criador se fue a la selva en su búsqueda, iba por el río gritando su nombre, lo vi salir entre los árboles, bajó de la barca y se fue a la orilla, una vez allí el gorila se acercó. Jugaron, se abrazaron y hasta comió de su mano. Y ahí no acaba la cosa, después de eso se fue y volvió con su pareja y sus hijos y se los presentó al hombre.
             
Yo mismo me crucé hace dos semanas con un maestro mío del colegio, iba con C, le di la mano al tipo y nos informamos de cómo estábamos y esas cosas. Al poco rato nos despedimos y C me preguntó quién era, yo le dije que Don Juan, mi profesor de matemáticas, y en seguida me disculpé por no presentárselo, ella me dijo que no importaba. Y yo realmente pensé que no importaba, puede que Don Juan no pensara lo mismo, puede incluso que al ver las noticias ayer y darse de bruces con la noticia del gorila pensara en mí, inevitablemente compararía y yo saldría perdiendo, le comentaría a su mujer que la humanidad y los simios andan en direcciones contrarias y que tal vez dentro de miles de años, quizá no tantos, se encuentren en un punto del camino donde tratarse de tú a tú. Puede que fantaseara con la posibilidad de un planeta de los simios, no como una película y sí como un reality show que tiene por plató La Tierra entera.



        
    Puede también que pensara que no había contribuido a mi educación, que aquel criador de gorilas lo había hecho mejor que él, que el mono no sabría hacer raíces cuadradas pero que yo no era una buena persona, o cuanto menos una persona educada.
          
  Si me lo vuelvo a encontrar le daré los buenos días, le invitaré a mi boda y le retaré a que me ponga tres multiplicaciones de números de dos dígitos. Adivinaré el resultado en menos de diez segundos. Puede que incluso lo abrace y que me golpee el pecho con los dos puños y hasta si me pilla saliendo del Mercadona del Camí D’Onda me comeré un plátano.
          
  Aunque lo más normal es que ahora si me cruzo con él cambiaré de acera, agacharé la cabeza y me pondré rojo como un pimiento y recordaré que días atrás, tras escribir esto, me propuse ser mejor persona y que en tan poco tiempo lo he olvidado y que sigo siendo igual y que difícilmente podré cambiar.
           
Lo he comentado en el banco, por supuesto lo del gorila, no lo de mi profesor de matemáticas, y después del lógico qué bonito, todos se han avergonzado un poco, me pregunto si se han cruzado últimamente con antiguos maestros o simplemente saben cómo se comportarían en un caso similar.
             
El que la mayoría se vea en desventaja con respecto al gorila no me ha hecho sentir mejor.
             
A partir de hoy mi objetivo en la vida va a ser cada día conseguir ser mejor persona. Al fin y al cabo es lo que respondió Nacho Vegas cuando le preguntaron a qué aspiraba en la vida esperando que respondiera algo de índole estrictamente musical.

Palabra de Dios, te alabamos, óyenos
            Y ya que estamos de citas a aplicar, escucharé a Kerouac: “prefiero estar delgado a ser famoso”. A partir de mañana voy a ponerme a dieta.


Eso es todo, se despidió Alfonso Navarro uuuh uuuuhh uhhhh





Pd. La canción de nacho es inédita, y es otra obra maestra

Pd2. Mi libro favorito de Kerouac es éste, y puede que tenga el mejor final que he leído nunca, la última frase.


martes, 18 de mayo de 2010

Yo abandoné a una familia hambrienta cuando más me necesitaba

Como ya adelanté en la última actualización, he cambiado la ruta que me lleva del trabajo hasta casa. La razón, no encontrarme con Pancho el navajero, cruz de mi existencia la semana pasada. Son 10 minutos más y no 5 como supuse, porque he tenido que escoger la tercera opción. El problema de la segunda es que gran parte del recorrido transcurría por la calle José Iturbi a.k.a. la calle La Tanda,



(a favor del párrafo que viene a continuación decir que la foto está tomada a las 7 de la mañana)

y ésa no es otra que la calle más concurrida de mi pueblo, es en lo que a populacho por metro cuadrado se refiere, nuestro Times Square en Nochevieja, la Plaza del ayuntamiento en Fallas, Canaletas cuando el Madrid no gana, La Meca al menos una vez al año. Y eso es algo con lo que no puedo lidiar.

Juro y perjuro que no soy antipático pero es que la gente tiene la costumbre de saludar y así es todo muy complicado para alguien como yo. Durante muchos años la coartada del soy tímido me valió, era efectiva y casi enternecedora, sacar virtud del defecto. Era casi genial. Luego todo terminó, alguna noche de ojos tiritantes y lengua larga, las presentaciones del libro, mi sonrisa perenne durante las 6 horas de trabajar de cara al público. No hay Dios que me crea ya. No me ha echado nadie en cara que lo disfrazara de pura y pueril vergüenza, pero ahora saludan, ya es suficiente castigo, a veces hasta de un lado de la calle al otro. A veces insisten y algunas hasta dan dos besos. Por dios, róbame pero deja que siga contando las baldosas del suelo.

(nota para no olvidarme, contar en otra actualización mi manía de no pisar las rayas del suelo con la punta del pie derecho, manía que me estropeó Jack Nicholson en aquella insoportable película, insoportable y completamente plagiada de mi vida. Ya de paso contar mi relación con los números pares hasta hace 7 meses y 17 días)

Por ello he tenido que tomar el tercer camino, mucho más largo y peligroso, en algunos de los barrios en los que me meto no habría virgen que saliera con ese adjetivo una noche cualquiera. En esos barrios falta el dinero pero podrían construir rascacielos con hímenes robados. He pensado viniendo de camino que huyendo de Pancho tal vez me meta en su propia guarida.



(no tengo ninguna foto del barrio, pero podría ser éste, ese hombre podría ser incluso el padre de Pancho, o el Pancho del futuro, si es así me alegro de que no haya prosperado mucho en la vida)

Teníamos miedo y nos escondimos en medio de una guerra.

Nos dieron armas y disparamos en dirección contraria.

Sea como sea he llegado sano y salvo a casa, con 19 euros en el bolsillo (salía con 20 pero me he gastado uno en el chino de debajo de casa para comprar papel de regalo, un papel horrible, ya se lo he advertido a C que escogería el más feo y lo que es peor lo haría sin querer pero sabiendo en todo momento que el que elegiría sería algo difícil de ver y criminal de regalar).

Eso sí, he vuelto un poco más triste, mi riqueza en ese aspecto es descomunal, en la lista Forbes de penuria autoinflingida no hay cantautor ni poeta maldito que me supere, año tras año, alegría tras alegría, yo me las ingenio para tropezar una vez más y llorar en medio de la carcajada. Que viva el melodrama me digo, que se largue la estupidez suplico.

Lo contaré rápido porque me da vergüenza, una mujer con dos niños pequeños me ha pedido dinero para darles de comer, yo le he dicho que no llevaba nada. La semana pasada un hijo de puta me pidió lo que llevara encima y le di 72 euros, 28 Luckys y un Ipod Nano con al menos 3 obras maestras en mp3 dentro, todo ello en dos sesiones separadas por tan sólo 24 horas.

Por el camino, claro, mi mente se ha puesto a trabajar, que uno se esfuerza en ser dramático pero el subconsciente le juega malas pasadas:

-Llevaba 20 euros en una pieza, la mujer no llevaría cambio.

-Tenía que comprar ese papel de regalo (me he animado a hacerle una foto, mirad, es grotesco, pero si es para una mujer de 50 años y faltan 7 meses para navidad y hasta voy en manga corta, no me preguntéis por qué lo he cogido, me pongo nervioso, me puede la presión y acabo con algo así pagado y entre las manos)



-Seguro que quería el dinero para putas.

-Qué vergüenza utilizar a los niños para dar pena.

En definitiva, soy la peor persona del mundo.

¿Alguien da más?


Eso es todo, aquí os deja Alfonso Navarro, escritor del nivel de una lechuga y ferviente defensor del lema todo lo que tiende se seca.

viernes, 14 de mayo de 2010

Pancho cabrón, devuélveme la pasta que me debes


No sé si vengo indignado o contento. El caso es que me he cruzado con el tipo que me atracó ayer (ver actualización Camela es un arma de doble filo) en el mismo exacto lugar que ayer. No lo voy a negar, no aquí, me he cagado encima, no de forma literal pero casi.

El tipo iba igual de despistado, ha vuelto a cruzar sin mirar y, a pesar de que ayer al final no sólo le perdoné si no que incluso le di las gracias, he mirado a ambos lados de la calzada esperando ver un coche llegar a gran velocidad, me he mordido los labios para que, cumplido el deseo, mi fe en la humanidad no se interpusiera con mi silencio. Pero no, el cruce de Helios siempre está repleto de tráfico pero en el momento que me he cruzado con el navajero e improbable novio de la chica que escuchaba Camela calzada con sus botas con plumas, ningún coche se deslizaba por el adoquinado de la calle el Raval.

Me he preguntado si es casualidad que no lo haya visto nunca hasta ayer y de repente lo vea dos veces consecutivas, con todo esto también he pensado:

-Que tal vez sí lo viera antes pero no me llamara la atención, aunque su aspecto me induce a no creer en esa posibilidad. Para que nos hagamos una idea me recuerda al Pancho de Verano azul.



Por cierto que ahora al ver el antes y el después en esta foto no tengo muy claro si se parece al Pancho de antes o al de después. Puede que el tipo sea como la vida entera del Pancho en un solo fotograma. ¿Da miedo o no da miedo?

-Que las casualidades por mucho que las ame, a veces son unas hijas de puta.

-Que debería haber apartado unas monedas en un bolsillo para tener algo que darle, y en ese momento sólo llevaba 50 euros de una pieza en el bolsillo izquierdo.

-Que tal vez me iba a devolver el Ipod y si no cuanto menos me iba a decir que los discos que llevaba eran una puta obra de arte (no sé cuál de las dos me parece mejor opción).

-Por dios que aparezca un puto coche de la nada y que se lo lleve por delante.

Es curioso la cantidad de cosas que puede pensar un hombre en un segundo cuando tiene miedo, y la nada absoluta que aparece en la cabeza del mismo tipo cuando tiene que encontrar soluciones y tiene todo el tiempo del mundo.

Al final ha cruzado, yo como un idiota estaba parado en mi lado de la acera, con el peatón del semáforo ya en verde y con la palma de mis manos sudada, creo que salía petróleo de ellas. Más o menos así he dejado la calle:



Y entonces ha ocurrido y no sé si enfadarme, indignarme o alegrarme, o bien todas o bien ninguna de ellas. Ni corto ni perezoso el navajero se me ha quedado mirando y con un gesto leve de la cabeza me ha saludado.

Qué hijo de la gran puta.

Y ahora viene lo mejor, o lo peor, claro, yo le he devuelto el saludo y le he dicho qué tal, y él me ha respondido que bien, que paseando y escuchando música, sí con mi Ipod, y yo claro no me he atrevido a preguntarle qué escuchas aunque me moría de ganas ni mucho menos me he atrevido a pedirle que me devolviera el Ipod, y menos de los más menos aún me he atrevido a saltar sobre su cabeza, morderle la oreja y meterle el dedo índice en el ojo, metérselo hasta la tercera falange y luego levantarlo al cielo aún con sus vísceras colgando de la uña y gritar ya con mi Ipod en las orejas, seguramente con una canción como ésta rompiéndome los oídos, que soy el número uno y que lo mío es mío y de nadie más.

Sin embargo, en vez de hacer esto, le he terminado dando los 50 euros.

Mierda.

Ya yéndose se ha dado la vuelta:

-Espero que mejore tu madre.

-Gracias –mierda, una gran mierda pastosa cayendo sobre mí.

Muerta, eso es lo que está, como tú en breve.

Claro, esto sólo lo he pensado.

El lunes tomaré medidas, voy a ser un hombre de verdad, y un hombre de verdad se distingue de los animales por su inteligencia. El lunes voy a cambiar de ruta, me llevará 5 minutos más llegar a casa, pero llegaré y podré escribir de otra cosa que no sea él.



Eso ha sido todo por hoy, os escribió Alfonso, que debería escribir libros pero se distrae observando con atención el crecimiento lento pero imparable de las uñas de los pies.

jueves, 13 de mayo de 2010

Camela es un arma de doble filo

Pues hoy tenía pensado no actualizar ni escribir nada, había planeado pasarme la tarde (re)(re)(re)leyendo a Bukowski



y escuchando discos viejos que hace mucho tiempo que no me pongo. Me parece una de las mejores maneras de ver el tiempo pasar si tu novia está fuera del país y al día siguiente trabajas. No, no se ha fugado, o eso me acaba de decir. Yo como buen novio que soy le he dicho te quiero y no le he contado nada de lo que me ha pasado, por no preocuparla, París es demasiado bonito y está lo bastante lejos como para que una gota de agua que cae aquí pueda inundar allí toda la ciudad.
El caso es que venía hacia casa con el ipod puesto, sonaban los Triángulo de Amor Bizarro, cuando voy por la calle siempre me pongo canciones cuyo muro de sonido sea lo suficientemente brutal como para eliminar toda la polución sonora de un pueblo, los conductores gilipollas que presionan sus bocinas por la pérdida de diez miserables segundos de sus vidas, mujeres que hablan con sus vecinas de balcón a balcón, niños que juegan en las calles y no saben de todo lo que puede darte el silencio (no hijos no, no estaré allí el día que lo descubráis, no estaré allí para reírme de vosotros cuando os deis cuenta de que para vosotros ya es demasiado tarde). También una adolescente bonita pero con piernas gordas y botines con plumas que lleva la música en su móvil sin cascos. Una canción (mejor vídeo del año según Rockdelux, te alabamos óyenos) de amores perdidos que hace suya y a través de la cual sueña que su novio raje el estómago de su amante por el amor de una mujer tan vulgar como ella.
Al llegar al cruce de Helios



(yo estaba ahí, enfrente del paso de cebra a la izquierda de Grupinsa según vemos la imagen) he visto que un tipo venía distraído por la acera de enfrente y que iba a cruzar sin mirar. He visto también un coche que pretendía cruzar el semáforo en ámbar. El semáforo ya en rojo.
-¡Para! –le he gritado.
El tipo ha dado un paso atrás y el coche ha pasado frente a él y por un pelo no se lo ha llevado por delante. Era un coche rojo brillante y caro. Últimamente las cosas que me pasan vienen salpicadas por ese color, en cualquiera de sus infinitas tonalidades. Esto me viene ocurriendo desde que vi el sueño del agente especial Cooper en el que está sentado 25 años después en una habitación forrada de rojo y un enano



de brazos y cabezón inmensos está al lado de Laura bailando una extraña canción.
La sangre también es roja, y se queda pegada a las calles cuando un cadáver cae contra el asfalto, y no hay máquina que lo pueda quitar. Tampoco hay droga capaz de borrarla del adoquinado de un niño de 15 años que vio a su padre caer. Pero de eso ya hablé en la entrada anterior.
El tipo ha mirado a ambos lados y entonces ha cruzado, yo aún esperaba en mi lado de la calle y al llegar junto a mí me ha dado las gracias y después me ha pedido (exigido diría yo) que le diera todo lo que llevaba encima. Al principio he pensado que era una broma, luego se ha sacado una navaja y le he dado todo lo que llevaba encima. Me he quedado la ropa y el móvil, y todo el pánico del mundo. Por el cruce de Helios, como puede verse en la imagen anterior, siempre pasa alguien pero en aquel momento no había una puta alma. Luego se ha ido corriendo y yo aún le he dado las gracias por dejarme el móvil.
No he podido más que pensar que este tipo era el novio de la adolescente chabacana que tarde o temprano acabará por rajar al amante inocente que puede que ni siquiera sepa que ella es de otro y casi ni le gusta.
El móvil me lo ha dejado porque le he explicado que mi madre está en el hospital y que mi hermana me tenía que llamar en breve para pasar a recogerme y que mi madre se muere y tengo que pedirle perdón por todo lo que he hecho mal en esta vida, que es mucho y muy desagradable, y que si no llego a tiempo puede que ya esté muerta y si pesan los cadáveres más pesan los errores que se quedan flotando de por vida en la memoria de un pobre imbécil.
Creo que la mayoría de todo esto es mentira. Creí que me iba a clavar la navaja sin tan siquiera haberme follado a la adolescente que puede que no fuera tan adolescente y sí una chica de aspecto juvenil; y que unas botas se quitan fácilmente. Pero ha escondido su navaja, me ha devuelto el teléfono y se ha ido, que no sea nada, ha añadido y de mi cabeza se ha esfumado la imagen del coche rojo brillante salpicándose del rojo petróleo de la sangre del navajero. Gracias, le he dicho.
He vuelto a casa y he sostenido el teléfono con fuerza y entonces C ha llamado y se me ha pasado el temblor y le he dicho te quiero de la forma más sentida que sé, creo que mi voz se ha convertido en un beso en el trayecto que va de mi pueblo hasta París. Por lo menos en un abrazo con unos brazos tan largos como los del enano de Twin Peaks.
Podemos bailar juntos cuando vuelvas.



Eso es todo por hoy, os contó esto Alfonso Navarro escritor vocacional de libros imposibles y guardián del secreto de lo que oculta el móvil de Alfonso Navarro.

martes, 11 de mayo de 2010

No era el corazón de papá el que estaba roto, era la persiana


El caso es que estoy convencido de que cuando entré en la peluquería lucía el sol y el cielo era azul y cuando salía diluviaba y pienso que tal vez el gris Señor X (ver entrada anterior) tiene un poder increíble que nadie conoce. A lo mejor los superhéroes son así. Eso justificaría que se escondieran de la humanidad. El señor X como un trasunto de Magneto, con 40 kilos de más, aceite en la parte trasera del pelo y la cremallera del pantalón bajada. (omití ese detalle hasta ahora porque me parecía zafio, pero no he podido aguantar más).

Este es el auténtico Magneto, una pena no tener una foto de mi Magneto particular:



            No sé cuánta agua fui capaz de recoger sobre mi chaqueta. El día que decida marcharme de este mundo lloverá, estoy seguro, antes ya lo pensaba pero todo venía inducido por mi carácter melodramático. Ahora si pienso lo mismo es porque ese día mataré a toda esa gente que aún llevando paraguas avanza por la calle arrimada a las casas para (re)cubrirse con las repisas, sin importarles que un tipo viene hacia ellos absorbiendo todo el agua del mundo. Los mataré con sus propios paraguas, yo no llevaré el mío porque nunca lo llevo y ni siquiera tengo. Ya de pequeño era el único de la clase que no deseaba que lloviera para llevar botas de agua. Mi madre me decía por ello que era raro, lo decía y sonreía, 15 años después lo seguía diciendo, por mil motivos más. Ya no sonreía y yo tardé demasiado tiempo en darme cuenta que, aun sin querer, aquello podría ser un cumplido. Fue después de ver Donnie Darko, justo cuando tienen ésta conversación. Está en inglés, viene a decir algo así:

            Gretchen: Eres raro.
            Donnie: Vaya, lo siento.
            Gretchen: Pretendía ser un cumplido.

            Creo que es mi momento favorito de la película. Porque es el mejor y también porque la primera vez que la vi (ahora ya van 7 veces) me pilló en el momento exacto.


            Un rato después estaba a una plaza y media calle de llegar a casa. Antes de cruzar la última calle miré hacia arriba. Lo hago siempre ahora, desde hace un mes en el que cuando pasé por allí estaba lleno de gente mirando al paso de cebra y también de policías rodeando una bolsa de plástico en el suelo. Pensé: un pobre desgraciado que llegó a su última parada. A veces en la vía del tren nos espera alguien y un viaje simple se convierte en algo muy parecido a una épica historia de amor. Otras veces no hay nadie y te cubren con un plástico gris reluciente y adentro está muy oscuro pero no te da miedo porque ya no puedes ver nada. Al día siguiente dijeron que se había caído, lo hablamos mucho C y yo, sobre qué era más insoportable, si caerse o tirarse, nos referíamos para los que se quedan, claro, decidimos que el caerse, estar arreglando una persiana y zas, ya no estoy, papá se ha caído, y se ha muerto hijo. Digo esto porque su mujer y su hijo estaban en casa. Sea lo que sea estuve temblando media tarde, o la tarde entera y el resto de fin de semana, pensando en aquel supuesto cadáver que vi, pensando en aquella noche en aquella casa, y en los días que estaban por venir. Fantaseé con algo parecido en algún lugar cercano a mí. No lo puedo evitar. Me hundí. Debo morir un día de lluvia, así por lo menos, al cargarme a esa multitud de seres que no se apartan para que yo no me moje, alguien me recordará con una sonrisa en la cara.
            Este viernes no cayó nadie, no diré que me sorprendió pero a veces los actos son tan grandes que, por muy únicos que sean, parece que siempre estuvieron allí, que un día u otro volverán. Les pasa a los enamorados que fueron abandonados, pasará entonces siempre, hasta que se extinga la última vida de este planeta..
            Ya en casa me puse el pijama y vi el basket. Sé que puede carecer de interés, pero me he dado cuenta que siempre que veo un partido, el equipo por el que yo tomo partido le cogen un montón de rebotes ofensivos. Vengo fijándome en eso desde hace al menos 12 años. A día de hoy puedo afirmar que es ley. A cuento de esto, o a cuento de nada, decir que últimamente me he dado cuenta que a un montón de coches les falla uno de los dos faros delanteros. Mi hermano dice que es la crisis, yo creo que son señales que nos avisan del fin del mundo.
            Al terminar decidí seguir leyendo Cosas que hacen Bum, de Kiko Amat, leí 100 páginas más mientras escuchaba el último disco de The National. A veces echo de menos las drogas pero el otro día, durante aquel momento de soledad en casa con la música y el libro, pensé que hay cosas que si bien no se acercan, sí pueden ser tan increíbles. Recé porque aquel momento no terminara, pero el disco llegó a su fin y tuve miedo de volverlo a intentar porque sólo lo podía estropear y a mi me sobran kilos pero a todos nos faltan momentos tan mágicos como aquél.
            Media hora después llegó C, y lástima que fuera de noche porque de lo contrario hubiera salido el sol.
            Vino cansada, cenamos cereales con leche en la cama y vimos 3 capítulos de Twin Peaks. Pensé como la primera vez que la vi, que de mayor quiero ser el agente especial Cooper.



Hace años tenía su gracia, ahora es otra prueba irrefutable más de todos los sueños que se quedaron por cumplir. C ya se ha dormido, yo la miro, y trato de pensar, pero no me hace falta, yo la miro y doy gracias por esta vida y por los viejos chochos que hablan de chochos viejos, por la lluvia que me dará un último acto de gloria antes de morir, por un libro sencillo que me llevó muy lejos, por algunas canciones tristes que, si no me porto mal (y muy mal me tendré que portar porque siguen ahí a pesar de todo) me acompañaran para siempre.


Eso es todo por hoy, os habló Alfonso Navarro, quien escribe libros y tartamudea cuando se encuentra con una esdrújula.

sábado, 8 de mayo de 2010

Viejos Chochos Vs Chochos Viejos

Hacía tiempo que no pasaba por aquí, el caso es que la novela ahora va viento en popa y entonces no tengo excusas para escribir en el blog. A este paso va a dejar de llamarse Lo Imposible, pero en vista que soy pésimo para los títulos creo que voy a complicármelo un poco más y así no tener que pensar en otro.
Ayer era viernes y los viernes son los días del cuento. Al final no escribí nada porque tuve una tarde extraña. Os la telegrafío.

16:00h: empiezo a leer Cosas que hacen Bum de Kiko Amat.



Mi única referencia suya son las críticas de discos que hace en la Rockdelux y un reportaje donde se cargaba a los insoportables Fleet Foxes. Me gusta su vehemencia y su entusiasmo al hablar de algo que le apasiona. Me gusataría ser así, me gustaría más aún que alguien pensara eso de mí. De normal leo muy lento pero una hora después me había papado 70 páginas. Una historia sencilla. Quizá por eso por momentos emocionantes (nota mental para aplicar a mis historias: lo complicado se piensa, lo sencillo se siente).

17:00h: Salgo de casa de mis padres, voy a la peluquería. Aún no ha abierto pero ya tiene a dos tipos esperando. De lejos uno me parece un cliente del banco (trabajo en uno de ellos pero yo no he robado a nadie) y entonces doy dos vueltas a la manzana hasta que veo que ya han entrado. Espero que él sea el que iba primero, eso dificultaría tener que hablar de nada con él. Cuando entro otro tipo se me había adelantado, el individuo que creía que era un cliente del banco está sentado en la silla esperando que le corten el pelo. Eso está bien, el hecho de que no sea quien yo creía que era me hace pensar en lo estúpido de mi acción porque ahora tendré que esperar un turno más.
17:20h: El tipo que ni era ni en realidad se parecía a quien yo creía que era acaba de cortarse el pelo, me doy cuenta ahora que se parece a Lloyd Bridges,



no exactamente a Lloyd Bridges, quizá a Lloyd Bridges interpretando un papel dramático, Lloyd Bridges muriendo a manos del amante de su esposa. Por los altavoces suena un recopilatorio de los Beach Boys, me emociono cuando suena Sloop John B. Después de pagar, otro hombre mayor que espera a mi lado leyendo una revista le hace prestar atención a un artículo. Éste otro tipo no se parece a nadie, llamémosle X, trataré de resumir:

X: ¿has visto esto?
Lloyd Bridges asesinado y traicionado (LBa&t): ¿Qué es?
X: Un hongo, 24 euros el gramo.
Peluquero (P): Será como la trufa blanca, es más cara que el oro.

(conversación culinaria, me encanta cocinar, pero no entro en la conversación)

LBa&t: Esas cosas, no sé, yo, es como la Viagra.
X: Jajaja.
P: Hombre, yo aún soy joven, pero…

(conversación sexual, me encanta follar, pero no entro en la conversación)

LBa&t: Yo es que pienso que cuando el físico dice no es porque la cabeza tampoco quiere.
P: El depósito se seca y la tubería se oxida (¿?¿¿). Pero mira al dueño del Playboy, ¿Cómo se llamaba? ¿Hugh Grant?



(no, ése es el de la mamada, también el de 4 bodas y un funeral)

LBa&t: No, Hugh Hackman, Hugh Hackman es.
P: Sí, ése.



(Lobezno en batín rojo puticlub como magnate de la pornografía sosa en papel satinado)

(aquí Hugh Hefner, dueño de Playboy)







P otra vez: pues ése dijo que de todas las drogas que ha probado, y han sido muchas, la mejor es la Viagra.
Todos: JAJAJJAJAJ
Yo: jeje
LBa&t: Pero ése es que vive en un harén de putillas destetadas, a mí no me haría falta ninguna pastilla, pero ves por ahí a gente de mi edad, en los asilos, restregándose con mujeres mayores y piensas: ¿Cha, eso te puede apetecer? Si estará más seco que una lija.
Todos: JAJAJAJ
Yo: jeje.
P: Si la planta está muerta la manguera hay que guardarla,
Todos: JAJAJAJAJ
Yo: jeje.

Después de eso X se pone dramático y comienza a hablar de la muerte y el abandono, creo que había un nexo claro de unión entre ambas conversaciones, pero ahora no lo recuerdo ni puedo imaginarlo. Afuera comienza a llover.
Hay cosas que llevan irremediablemente a otras.
Media hora después salí a la calle. Diluviaba.

(continuará…)

Eso es todo por hoy, otro día volverá Alfonso Navarro quien escribe libros y continuamente el corazón le hace bum.

viernes, 16 de abril de 2010

La Teoría de la Relatividad (o Maniobra de Evasión)

He decidido que los viernes van a ser el día del cuento. La razón es sencilla, para poder conseguir que el jueves por la noche ya pueda ser considerado medio fin de semana (antes salía de fiesta, ahora me acuesto pensando que el día siguiente es el último de la semana en que me tengo que levantar sí o sí) (a colación de esto decir que si tengo que morir dormido que no sea en víspera de festivo, no estaré allí para vivirlo pero pensar en esa última gran victoria contra mi despertador me hace sentir una euforia infinita y extraña teniendo en cuenta que voy vestido con pijama -eso sí, de arreglar- y estoy dentro de El Santuario de la Soledad aka El Cuarto del Ordenador aka La Habitación Morada) (volved al principio del primer paréntesis para poder seguir) necesito no tener ninguna presión añadida para el viernes. Y eso a día de hoy sólo lo consigo dejando de escribir Lo Imposible.
Por si hay dudas el día del cuento es el dia en que escribo cuentos, cosa que antes hacía a razón de uno al día y que había dejado aparcada por razones privadas no exentas de cierto ego innecesario y algo estúpido teniendo en cuenta mi estatus y el éxito relativo (la relatividad es el paracaídas del que fracasó en su obra y en su concepción del sentido del humor y la autocrítica) de Tú y Otras Carencias.

(éste soy yo presentando el libro en Burriana, el rojo es natural, al menos yo por dentro me sentía así)



Os colgaría entero el cuento que he escrito pero no quiero aburrir a nadie, os cuelgo aquí un pedazo:


Aquella tarde comenzó a desaparecer en pos de un anochecer agradable y yo seguía en su casa, como casi todos los días del último mes y poco antes, cuando el sol aún entraba con cierta valentía por la ventana, me dijo aquello de llamar a Nuria para que se llevara los discos que se había dejado en casa y tal vez un pijama o dos, y yo me sorprendí al escucharle aquella frase saliendo de su boca con tanta entereza y tranquilidad, después de haber estado 30 días viéndolo temblar con sólo salir su nombre, el de ella, Nuria, en la conversación. Ammar no necesitaba mucho para derrumbarse, tan sólo intuirla, en algún objeto, algún olor, alguna rutina que había vivido durante muchas mañanas y que le venía a la mente en cualquier momento de la tarde para recordarle que hacía algunas semanas que no se repetía. Y lo que es peor, que nunca más iba a suceder. Acontecimientos y sensaciones que le venían dos tallas grandes a su precario estado sentimental. Y entonces una raya más, tapados los dos con su manta a cuadros de tres tonos distintos de marrón, muertos de frío a veces y siempre con el moco colgando.

Nada que no haya escrito antes. Creo que desde que mi vida no es una puta mierda y me depara sorpresas, la mayoría de ellas, agradables, mis cuentos se han vuelto monótonos y repetitivos. Es algo que debería hacerme pensar. Cosa que, por otra parte, uno nunca debe hacer, como yo hago ahora, escuchando el Dark Horse de Bowerbirds porque entonces corre el riesgo de tomar la decisión equivocada. Quizá no la peor pero sí la más trágica.


Eso es todo por hoy, me llamo Alfonso Navarro, trato de escribir libros y creo que sin el color morado no me importaría que todo fuera gris.










jueves, 15 de abril de 2010

El Hombre del Batín Rojo Puticlub (based on a true story)

Estaba hace media hora en en el portal de mi edificio apurando un Lucky que he encendido demasiado tarde y que me daba pena (mi novia lo llamaría vicio cochino, entre otras muchas razones la quiero por esas cosas)tirar antes de llegar por lo menos a la marca (añado que nunca fumo en los recibidores de los edificios, ni en los ascensores, ni mucho menos delante de alguien que está comiendo, o cerca de alguna embarazada, sí que lo hago, aún sin ganas, delante del que alguna vez me pidió apagarlo sin estar en el recibidor de algún edificio, en algún ascensor, en medio de una cena o en pleno embarazo).

(por cierto, siempre fumo Lucky en paquete blando, desde que vi y toqué aquella cajetilla preciosa supe que jamás dejaría de fumar, años antes, cuando todo iba mal, decidí lo mismo tras leer en un paquete de Camel que dcía: Fumar acorta la vida)



El vecino de la casa de enfrente, un hombre al que no había visto en mi vida pero que he visto salir de su portal embutido dentro de un pijamá azul marino y batín color rojo puticlub y que por lo tanto he deducido que vive ahí, me ha saludado, buenas tardes, sin más, yo le devuelto el saludo, lo he farfullado más bien. aún me quedaba algo de cigarrillo.

Luego se ha acercado, ha venido a mi lado y se ha quedado un rato callado, se frotaba las manos, hace frío pero no ha salido mal el día, me ha dicho. Yo he mirado el cigarro, aún me quedaba medio pero he pensado en tirarlo y entrar corriendo, y a punto estaba cuando invadido de humanidad (vicio cochino lo llamaría mi novia, ella es un sol y no quiere que muera, hace bien, ya hice tarde para dejar un bonito cadáver) me he quedado y hasta le he respondido.

-Es un día gris, gris como el metal (esto se lo he robado a Nacho Vegas.

-Hay que ser positivo hombre, mira, por allí asoma un pedazo azul.

-¿Está seguro? -le he dicho -puede que tan sólo refleje su pijama -luego me he sentido mal.

-¿Sabías que el mar es azul porque le refleja el cielo?

-Sí, por eso en Norteña el mar siempre es gris, supongo que por eso también la gente allí no es normal.

-¿Norteña? ¿Dónde para eso?

-En mi ordenador, y dentro de mi cabeza, desde hace 6 meses, pero se ha quedado varado como una ballena cuando baja la marea.

-Ah -me ha dicho y luego: Bueno chico, que te quería decir yo (juro que he pensado que me iba a proponer sexo a cambio de dinero, juro también que le veía más ofreciendo su boca que no pagando por la mía), ¿no me darás una caladita? Mi mujer está en el baño ahora y siempre se echa allí dentro su media hora larga, se entra una revista y no hay quien la saque.

-Claro hombre, tome un cigarro entero.

-Gracias -ha dicho mientras se relamía los labios.

-Por cierto, si no es mucho preguntar, ¿Por qué no le dejan fumar?

-Dicen que es el corazón, pero yo creo en realidad es pura maldad.

-Y ni en media hora larga es capaz en echarla toda ¿verdad?

Le ha costado entenderlo, pero al final se ha reído. Me he despedido, le he dado dos cigarros más antes de abrir la puerta y meterme dentro.


Ya en casa me he puesto un disco de M. Ward (me he prometido hoy no escuchar a los planetas por mucho que me duela) y justo a media canción he almentado no haberle pedido permiso para meterlo dentro de Norteña, hasta le habría prometido sacarlo bastante bien parado. Otro día será.


Y eso es todo por hoy, aquí se despide Alfonso Navarro, escritor de libros por empezar y amantede la extraña forma de los olivos en flor.

miércoles, 14 de abril de 2010

Los Planetas de mis Abismos


Y ayer es verdad que llovía y que a mí con la calle mojada se me encoge la imaginación y se me humedece el corazón, los dos a la vez porque no soy tan bueno contando mentiras para conseguir que sean algo distinto. Pero más cierto aún es que me pasé la tarde escuchando La Ópera Egipcia de Los Planetas, 5 horas consecutivas, 5 escuchas definitivas, viendo correr el tiempo a una velocidad descomunal, como aquellas tardes-noches de la adolescencia que pasamos dando un beso infinito a una chica bonita pero no demasiado especial, un beso único y eterno, del que no queríamos salir quizá porque al terminar una despedida sería la única posibilidad y ya por entonces no soportábamos la soledad por muy efímera que ésta fuera, por insustancial que fuera a veces la compañía, también porque conocíamos poco más.



Más de una vez he intentado explicar qué significa para mí escuchar a Los Planetas, y nunca he conseguido acercarme ni a mil kilómetros de distancia de lo que puede llegar a recorrerme por dentro, no es algo físico pero lo puedo tocar, tampoco algo ficticio y sin embargo sí inverosímil.
Pero ahora ya sé que no importa, que con sentir es suficiente y si es un secreto que lo sea para siempre y que si tengo que compartirlo lo haré con quien lo merezca y quien lo merece escucha mis canciones en el ipod de mis labios cuando entonando una melodía infinita como la de La Veleta los dejo caer sobre los suyos como una hoja que danza elegante mecida al son del viento y de la fuerza de la gravedad.

Yo no sé explicar por qué la vida se me hace trizas con sólo que nazca un día nublado, tampoco sé contar que en esta vida lo único que importa es lo que te agarra la emoción y la zarandea como un saco cuando es golpeado por el más fuerte boxeador.

Yo sólo sé que las tardes como la de ayer son mi mayor secreto. Os doy los ingredientes, pero aún es pronto para prestaros mi alma entera.

Una parte de ella la regalé en 41 porciones, 150 páginas, a 13 euros. Se llamaba Tú y Otras Carencias, pero guardé la suficiente para pensar que esta vida a veces, vale la pena.

La pena de un día de tormenta.

pd. sé que nadie me creería aunque jurara mil veces que podría haber llorado escribiendo estas pocas líneas.


Eso es todo amigos, os habló Alfonso Navarro,  escritor de libros y planetario antes que persona.




martes, 13 de abril de 2010

Lo Imposible

Hoy es otro día perdido del proyecto. El proyecto no es otro que escribir Lo Imposible, título provisional del libro que me traigo entre manos y que no encuentro la forma de echar hacia delante.

Lo curioso de todo esto es que por increíble que parezca tomó ese nombre mucho antes de que se convirtiera en una quimera donde va camino de perecer mi orgullo y parte de la poca autoestima que me queda. Digo parte porque los que carecemos de un cariño natural hacia nosotros mismos nunca la perdemos del todo para así poder ir perdiéndola durante el resto de nuestras vidas.

De hecho era un título tan provisional y precario que ni siquiera el archivo que contiene lo que llevo del libro se llama así, pero el otro día, releyendo partes ya escritas y despreciadas varias veces (otro día hablaré de mi síndrome de Diógenes para acumular archivos y archivos que no valen una mierda pero que guardo con la excusa del por si acaso...)

(por cierto éste es Diógenes su casa es una mierda pero tampoco parece tenerla tan mal)



llegué a la parte de la que surge este Lo Imposible y no pude más que reír ante la frustración de las casualidades que tantas veces se han apoderado de mi vida y que siempre vuelven en el momento exacto para que mi fe en ellas no mengüe. Por mucho que a veces duelan

Nota mental: Las casualidades tienen pensamiento propio y el don de la oportunidad, demás de una habilidad extrema para llevar de la mano a los seres más estúpidos del planeta. Eso, no me honra, pero en cierto modo me hace sentirme especial.

Las casualidades muchas veces son una mierda pero a veces se unen cuatro de ellas y te cambian la vida y te sacan del infierno, y abres la ventana y la calle está aún empapada de lluvia pero miras al cielo y luce un sol increíble y hasta te da tiempo a avergonzarte al sorprenderte esperando un arco iris que cruce el cielo para acabar atravesándote el pecho. Y sobre ese cielo reescribí mi vida un septiembre de 2006 en medio de una noche clara y gente muy borracha. De un poco de desvergüenza y de elegir la vida cuando la muerte era una amiga dulce que no sólo la chupaba muy bien si no que luego, mientras fumábamos un Lucky a medias, me mentía con gran credibilidad que podríamos hacer una buena pareja.

Hoy es otro día perdido del proyecto. De paso he perdido un día de este melodrama cuando vine convencido a contar que hoy iba a ser otro día en que ni una sola línea se añadiera a lo ya escrito (al fin y al cabo es el motivo de me trajo aquí) y una casualidad me llevó a contar la mayor casualidad de mi vida y a olvidar el melodrama por un momento.

Mañana es posible que arremeta Lo Imposible, para ello es imprescindible que deje de llover. Hoy ya no va a poder ser, el cielo está tan negro como el de Norteña (pueblo donde transcurre la no-novela) y con cielos así yo no puedo. Yo no sé. Yo no quiero.

Sí, eso era, que hoy llovía. Cuatro gotas y el proyecto a la mierda. Otro día, uno más, otro día en blanco y otro día más...

(por si alguien no se conforma en leer esto último que he escrito, me lo puede ver cantando, por si hay dudas, soy el gilipollas en trance que se coge de la cabeza)


Nacho vegas El Tercer Día (FIB 2009)

Eso es todo por hoy.
Alfonso Navarro escribe libros y fonéticamente le pierde la palabra redundancia

lunes, 12 de abril de 2010

La coartada


Hoy comienza este blog. 
Una tontería como cualquier otra que, como tantas cosas, surge de la acumulación de una serie de carencias que no engordan pero que se te meten dentro y por algún lado tienen que salir. Yo no sé hacerlo de otra forma que ésta, otros van al cuarto de baño o a una casa de putas, pero a día de hoy el único problema que tengo, o que me atormenta (¡viva el melodrama!) sólo es solucionable con un teclado y algo de ingenio, lo primero se puede comprar y por tanto lo tengo, lo otro, busco de robarlo, pero casi nadie lo tiene. Más limpio y barato me saldrá, y eso me viene perfecto, no valoraré otros parámetros, soy un hombre prometido.
Este blog tendría que haber nacido antes, como medio año atrás, pero lo frené porque estaba escribiendo el segundo libro de mi carrera (ja!, a todo le llaman carrera) y no quería distraerme y cosas de la vida ahora le doy comienzo justo para contar la historia de la escritura de este libro que me está trayendo de cabeza, porque sí, sigo escribiendo ese mismo libro, de hecho estoy todavía justo en el principio, con 100 hojas escritas y, en realidad, aún por la página 15. Comprendo que suene a incongruencia, más que nada porque lo es, pero si no lo fuera no estaría aquí ahora contando todo esto que voy a contar desde ahora hasta que acabe de escribir esta novela que, a este ritmo, no va a terminar nunca. Una excusa entonces como cualquier otra para hacer eterno este blog autobombástico, que prometo mantener en marcha mientras al menos tenga una visita al día, o al mes o...
Esto sólo es una presentación, me gustaría dejar algo escrito que diera cierto suspense para que los que leáis esto tengáis ganas de volver. Pero ¿cómo hacerlo si voy a contar cómo escribo un libro que no sé escribir? ¿Creéis que si supiera hacer algo así tendría los problemas que me llevan a iniciar esto? Yo seré incongruente pero no imbécil y esto lo veo la mar de claro.
No sé cuando volveré, pero espero al menos ser lo suficiente constante para hacer tres entradas a la semana, también os digo que no lo cumpliré, pero sí prometo que si no cumplo será  porque tengo algo más interesante que hacer, y además, juro que contaré qué es eso más interesante que durante una semana me ha imposibilitado actualizar tres días.
Esta semana no cuenta.
Hasta otra.
Ah, prometo que no habrá ninguna entrada donde todo lo contado sea mentira.
Y sí pasáis dejad constancia. Mi moral es poca y mni autoestima aún menor.