viernes, 18 de junio de 2010
Sarandonga, fiambre pa' comer.
Publicado por Alfonso Navarro en 18:34 4 comentarios
miércoles, 16 de junio de 2010
El Rey del error Vs El Magnicida
Mi amigo Ramiro es un superdotado en el arte de vaticinar imposibles. En realidad no supone mayor destreza que la de decir exactamente lo contrario a lo que todos esperan que pase. Pero sí exige ciertas habilidades, a saber:
-Conocer en todo momento quién va a ganar para de esa forma saber quien va a perder y entonces apostar por este último.
-Esperar el momento oportuno para lanzar la afrenta. Tiene que haber bastante gente y silencio, también alcohol para preparar una posible coartada, pero más importante aún es saber callar delante de humanos con memoria y sobre todo rencor.
-El don de la ubicuidad cuando acierta (el 1% de las veces). Yo ya lo dije y os reísteis de mí, es la frase que siempre debe aparecer en esos momentos, no sólo recuerda la victoria sino que además puede llegar a hacer sentir culpable a los demás.
-Tener temas de conversación alternativos cuando falla (el 99% de las veces). Evitar a toda costa el tema sobre el que apostó, pocas veces se lo retraerán porque nadie lo tomó en serio, eso él lo sabe, pero por si acaso más vale no provocar.
-Muy poca vergüenza.
-Pasión por el error. Sólo así disfruta tanto cuando acierta como cuando falla.
-Saberte personaje, saber tu papel y por qué lo interpretas, por qué no puedes dejar de interpretarlo.
-Tenacidad, saber que un triunfo entre mil derrotas es perder muchas batallas para aun así ganar la guerra.
-Memoria histórica, tanto para recordar algún acierto añejo que fortalezca su nueva previsión aunque no tengan nada que ver entre ellas, como para dar datos irrelevantes del pasado que puedan apoyar su teoría imposible. No está demás la inventiva así como el engaño y la mentira.
-Jurar por su madre o incluso por algún familiar muerto sin ningún tipo de prejuicio. Sirve para cuando habiendo errado alguien te lo echa en cara, negar que lo dijiste, asegurar incluso que tú eras de los que sostenías la postura obvia.
Y así muchas habilidades más que ahora no me vienen a la cabeza (si a alguien se le ocurren que me las diga) y que Ramiro domina a la perfección.
Lo que no sabe Ramiro es que el resto de seres humanos, por regla general, suelen odiarles por esto mismo y, como un cáncer que nadie quiere ver, se expande a todos los ámbitos de la vida sin que ya nada pueda hacerse por evitarlo.
Yo, personalmente no le soporto. Tengo suerte de que no hablamos demasiado y nos vemos aún menos, pero evidentemente él llama siempre que algo que predijo sucede y si no le coges el teléfono te deja un sms y varios correos, el mismo correo a todas tus cuentas y todos ellos con confirmación de lectura.
Últimamente ha acertado dos, una de ellas la predijo hace 10 años y la otra la semana pasada. La más reciente es que España perdería contra Suiza, de hecho envalentonado por tan gran despropósito, se atrevió a añadir que no pasaría la fase de grupos, huelga decir que el viernes de la semana que viene cuando sellen la clasificación no dirá nada o incluso soltará algo del tipo: “tengo muy claro que van a ganar el mundial, he puesto 10 euros por eso en la porra del curro”.
La otra la dijo hace 10 años, Mateo y Lidia empezaban a salir y un día que Mateo no estaba (cosa rara porque antes siempre íbamos los tres juntos y solos) me soltó que ella le dejaría y que le haría mucho daño.
Por entonces Mateo no veía más que un coño y unas tetas
en Lidia y parecía más fácil que le partiera el corazón con una estaca que con un abandono. Pero por entonces yo también apreciaba a Ramiro y parecía imposible que eso fuera a cambiar tanto. Yo le dije que no creía que llegaran muy lejos, y que tan fácil sería que le hiciera daño Lidia como que se lo hiciera Elsa, Julia o Marta, todas ellas compartieron hombre en el tiempo (aquel tiempo) e incluso a veces besos y espacio (no exactamente el mismo espacio, más bien el mismo local) a la vez.
Ramiro insistió, me dijo que era Lidia y que las demás no importaban. Yo pensé que Ramiro estaba colado por ella y que era eso lo que le hacía decir cosas así. Pero el muy cabrón en cierto modo acertó y la semana pasada me envió un mensaje para recordármelo:
“Te lo dije yo o no? Lo de la puta esa? Donde pongo el ojo pongo el divorcio, jajaja”
Ramiro es una de esas personas a las que todo les irá bien porque hay demasiada gente esperando que le vayan mal.
Odio a esa gente, ¿conocéis a alguno?
Eso es todo, Gora Erreala!!!!!!!!!!!!!
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jueves, 10 de junio de 2010
El hombre que casi conoció a Ramón Calderé
Publicado por Alfonso Navarro en 18:26 5 comentarios
miércoles, 9 de junio de 2010
Fentxo was de the first of the gang to die
El caso es que hoy iba a hablar de lo bien que huele el asfalto después de llover y de lo fascinante que me resulta cuando aún estando en un noveno piso, con sólo las primeras gotas caer el olor ya está dentro de casa. Yo soy el tonto ése que cuando llueve abre todas las ventanas y que tiene los cristales hechos una mierda, pero más idiota es aquélla que olía las nubes. Yo me espero a que caigan y después las hago mías.
Las hay que sueñan con cosas imposibles y bastante estúpidas. A mí si me dieran la facultad de volar lo último que haría sería ir a arrimar mi nariz a ese montón de algodón húmedo, como oler un cleenex usado por otro.
Al hilo de esto decir que anoche estuve pensando que qué haría si un día me caigo de un 5º piso y va y resuelta que sé volar. A ver, está claro que volaría. Lo que me preguntaba es que haría al día siguiente, ¿Me volvería a lanzar? ¿Quién me asegura que no fue un golpe de suerte? Creo que lo intentaría, dejaría una nota explicando que como ayer pude volar hoy lo iba a intentar de nuevo. Así, mi madre no sólo tendría que justificar un hijo suicida, sino que también a uno bastante tocado de la cabeza.
Si le contara esto a Héctor me diría que no vale la pena pensar cosas que o bien no van a pasar o, peor aún, que espera que no pasen nunca. Eso justo me ha dicho esta mañana, en uno de los 200 correos que nos mandamos mientras estamos trabajando, cuando le he dicho que si alguna vez me metieran en la cárcel, uno de mis primeros propósitos sería encontrar la forma de suicidarme. Bueno, él primero me ha dicho que si me encierran me traerá un disco de Micah P. Hinson y una corbata bien bonita porque la elegancia es lo último que se pierde y yo le he respondido que me traiga vaselina porque si debe ser duro que te abrán el culo a la fuerza, peor será que la polla se quede ahí atascada como corriendo un maratón a cámara lenta. El caso es que después ha venido lo del suicido y ha sido ahí cuando me ha dicho que prefiere no pensar cosas que espera que no le pasen nunca. En verdad me gusta su postura, pero no puedo ponerla en práctica.
Me paso media vida pensando en esa clase de cosas, ya sean buenas o malas, me he imaginado miles de veces tocando en el ATP del Primavera alguna canción hecha por mí, hasta cantando una canción autobiográfica de ruptura y echarme a llorar y miles de personas llorando por mí y bueno, al final yo rompo la guitarra y prometo que no voy a cantar nunca más hasta que un día me lo pida la luna y claro, la luna se da la vuelta y se echa al mar y jura que no sabe nadar y que espera no aprender en los próximos 20 minutos. También he fantaseado con coger enfermedades que de tan raras acaban poniéndoles mi nombre, con “el síndrome de” delante para que no se preste a confusión. Enfermedades que me postran pero que ni me desfiguran ni me duelen, porque me va el melodrama pero no hay nada que tema más que al dolor. El dolor físico y continuo. Mi peor pesadilla que recuerdo fue una que me partían el brazo y no me curaban nunca y entonces vivía eternamente con el brazo roto y con el dolor que implica un brazo roto y colgando.
A veces también pienso qué sería de mi vida sin un 1 de septiembre de 2006 aka 15 de septiembre de 2006 y luego llego a la conclusión de que tarde o temprano hubiera terminado escribiendo una nota en la que jurara y perjurara que el día anterior pude volar y que las nubes huelen a mierda seca.
A veces pienso que debería seguir el consejo de Héctor, lo pienso en serio, casi me convenzo, pero claro, luego llego a la conclusión de que si fue duro perder todos los cuentos que tenía guardados en el ordenador (unos 900) más duro sería no tener material para escribir 900 más. Porque, ¿de qué coño escribiría yo si no lo hiciera de todas esas cosas que o bien no van a pasar o, peor aún, que espero que no pasen nunca?
En realidad no iba a escribir todo esto, iba a contaros lo que le ha pasado a Mateo, el amigo que me llama de vez en cuando para hablar cuando yo detesto hablar por teléfono. Os hablé el otro día de él, cuando me llamó para decirme que estaba hablando por el móvil con la novia y ésta se puso a llorar sin saber por qué. Pero se me ha ido la mano.
Pobre Mateo, hoy, y sin que sirva de precedente, debería llamarle yo a él.
Eso es todo, os habló Alfonso, el hombre que estaba en Texas el día que se hundió hasta el fondo del mar.
pd. por cierto, he llegado a la conclusión de que en la cárcel me ahorcaría con la corbata de Héctor, sí, lo tengo claro.
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martes, 8 de junio de 2010
The Rise and Fall of Octavio
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lunes, 7 de junio de 2010
Yo para ser feliz quiero un condón
Definitivamente me ha llamado Elia, me ha dicho que tengo un virus, yo le he respondido que tengo varios, y ella ni corta ni perezosa me ha dicho: pero este no es ni mortal ni contagioso, de los demás dios te ampare de éste puedo decirte que lo puedo eliminar.
No está mal, sé de qué moriré y conservaré mi ordenador, hoy es un gran día. Cuando estaba a punto de colgar me ha dicho:
-Una cosa, que hay algún archivos que no podré recuperar.
Al parecer el virus ataca sin ningún tipo de miramiento a la basura más insufrible, así pues, después de su paso por mi ordenador, me ha dejado sin ningún archivo Word, bueno, tan sólo uno que tengo en el escritorio que se llama lista de la compra. Me he quedado sin literatura pero al menos sigo sabiendo que me falta todo esto:
-detergente para ropa color (mercadona)
-comida para las tortugas. (animamundi)
-condones (farmacia, por favor no vuelvas a preguntar en el kiosko, ah, y pide instrucciones)
-pilas recargables (mercadona)
-patatas (wallid)
-espinacas (wallid)
-pollo (alitas si es posible) (mercadona)
-agua (fuente del parque)
-papel de regalo (es el cumpleaños de alguien, me gustaría saber de quién) (chino de la esquina)
-Tú y Otras Carencias (en el “purgatorio” de Lost)
-Muesli y Kellogs (mercadona)
-Cebollas (wallid)
-limpiabotas (estación de White Chapel)
-papel higiénico (mercadona)
-hilo de tender (ferretería sandalines)
-tornillos y clavos (Ferretería sandalines)
-alfonso de mentira (El chino de la esquina).
Podría haber sido peor, podría haberme borrado yo y quedarse todos los cuentos, puede incluso que alguien pensara que con mi desaparición se revalorizarían mis textos y que podría hacerse rico.
Yo a cambio sólo pediría ver mi entierro, llamadme masoca, pero la curiosidad me pierde. A hilo de esto, dejar por escrito que me quemen y, si no llevan fuego, por lo menos que no me hagan el entierro en la Iglesia, y si no puede evitarse que al menos me quiten las monedas del bolsillo, quiero no tener ninguna posibilidad de caer en la tentación de echar dinero a la bandeja.
Voy a echar de menos el locutorio, mañana, si vengo, os hablaré de algunas de las personas que he conocido sin que ellas me conozcan a mí.
Eso es todo por hoy, os hablo el Alfonso de mentira, como un Geiperman pero hetero y, esta vez sí, amigo de sus amigos.
Publicado por Alfonso Navarro en 18:48 9 comentarios
sábado, 5 de junio de 2010
Hijo, se lo que quieras menos taxista y pederasta (ni asistente al Rock in Rio, se entiende)
Lo que está claro es que me hartaría de vender libros. la publicidad funciona.
Publicado por Alfonso Navarro en 12:44 3 comentarios
viernes, 4 de junio de 2010
Follamuertos (Deadfucker queda mejor)
Hacía tiempo que no pasaba por aquí, me da la sensación de que siempre empiezo con esto, debería actualizar más, pero para ello tengo que autoconvencerme de que aunque casi nadie comente, una multitud me lee. Todavía hay gente que piensa que el 11-M fue producto de la maldad de ETA, así que lo mío no es tan descabellado, o por lo menos igual.
Escribo desde el locutorio de la esquina de la plaza 9 de Octubre con General Prim, se me ha roto el ordenador y es el único medio que tengo. Les he dicho que sólo quería el ordenador y que no iba a hacer uso de Internet pero me han cobrado lo mismo, he pagado, qué iba a hacer.
Me he pasado media noche despierto y la otra media teniendo pesadillas. El miedo que tengo es haber perdido los casi 900 cuentos inéditos que tengo (inédito es un adjetivo de absurdidad cuando sólo te han publicado 41 y no hay vistas ni demanda de que publique ninguno más, pero yo confío, si hay gente que aún cree que…), los 2 libros infumables que escribí hace 8 años terminados y los 3 comienzos de la novela ilustrada sobre el niño con las escamas en su brazo y en su cara (hasta hace poco sólo en sus brazos pero qué se le va a hacer, suerte que mantiene piel en las piernas) que he dado en llamar, atención: Niño Pez. Por no hablar de 100 poemas, un guión para un corto y al menos 25 gags para el guión que tengo en mente para hacer un película al estilo de Supersalidos.
Obviaré la música, las películas y las series, porque en algún lugar del mundo alguien está dispuesto a que yo las robe sin ningún tipo de impunidad. Sólo me alegra perder para siempre las fotografías, muchas, las odio, me justifico diciendo que según los budistas (a veces digo los islamistas, otras los pigmeos e incluso alguna vez los copernicanos) con cada foto te roban un pedazo de alma (como si tuviéramos o si de tenerla la usáramos para algo, ¿quién no la vendería al diablo por una vida meramente carnal mejor?) cuando en realidad es que no me soporto, iba a decir en las fotos, pero tampoco en los espejos, ni en los charcos y, de un tiempo a esta parte, tampoco en los recuerdos. No es en plan qué feo soy, es en plan, tío, vete ya! deja de seguirme.
La única vez que pensé únicamente en mí para crear un personaje, me salió un tipo muy desagradable que trabajaba como vigilante nocturno en un depósito de cadáveres, tenía 40 años y era virgen y enamoradizo, y una noche se folló el fiambre de una rubia espectacular, con los ojos verdes y completamente pálida (una palidez tan extrema que no podía ser tan sólo obra de la parca), a la noche siguiente volvió a hacerlo con la misma rubia, nadie reclamaba el cadáver y tuvo un tercer día para experimentar nuevas formas y posturas. Se enamoró, porque en realidad él no era un maníaco sexual, él era alguien a quien no dejaban querer y en 40 años había acumulado tanto amor que tenía que sacarlo fuera de alguna manera y sólo los muertos se lo permitían. Era una historia muy triste y no llegué a terminarla porque luego a la cuarta noche el cadáver ya no estaba y entonces dudaba entre estas tres posibilidades:
1.Suicidio (puede que entonces alguien a la noche siguiente lo toma a él y en el
momento de que le eyaculen en la cara, nuestro héroe, yo, esboza una sonrisa después de muerto)
2. Oposita a enterrador y por las noches cava la tumba de su amada y vive un idilio eterno carne/hueso con la rubia (el pelo es de lo que más tarda en desintegrarse)
3. Qué carajo, el amor está bien pero muertos va a haber toda la vida, y entonces se lo monta con una morena, al siguiente con una china y hasta con un marinero de alta mar, con el cuerpo abotargado y la piel azul.
Algún día terminaré ese cuento, pero lo que está claro es que nunca volveré a ponerme de protagonista indiscutible.
Y en ésas estoy, esperando la llamada de Elia para que me diga si ha podido recuperar los archivos o se han perdido para siempre. Si es lo segundo, tal vez sea un buen momento para dejar la literatura y dedicarme a otra cosa, ¿por qué no la música? Al fin y al cabo, en mi móvil… no, para contaros eso aún es pronto.
Por cierto, menuda fauna aquí en el locutorio, y que nadie me hable de inmigración, aquí los hay de todos los colores, de aquí y de allí, y hay un montón de perlas por escribir. ¿Cómo ser autobiográfico cuando hay tanto extraño suelto? ¿cómo dejar la literatura si hay tantas cosas que aceleran la velocidad de las cosas?
(La Velocidad de las Cosas es uno de mis 3 libros favoritos de todos los tiempos, a él debo haber retomado el escribir cuando lo dejé durante 3 años allá a los 19 y el darme excusas para seguir haciéndolo en momentos puntuales, como los de hoy)
Eso es todo por hoy, aquí escribe aNV el que fue a Jack el Tuerto con esposa e hijos.
Publicado por Alfonso Navarro en 17:56 9 comentarios
lunes, 24 de mayo de 2010
Llorar es una mierda
Llevo toda la tarde en casa, no he hecho gran cosa, no he escrito nada y más bien lo único que no he dejado de hacer es fumar. Uno detrás de otro. A ratos me abstenía unos 15 minutos para poder disfrutar del siguiente. He fumado escuchando música y también cagando. He mirado algunas páginas de Internet con cuidado de no encontrarme con un spoiler de Lost. No lo he conseguido. Ha sido una calada agria cuando me he encontrado con la puta noticia, un solo titular, suficiente para estropearme la noche.
He llamado a Julio, a Julio le gusta que le llamen, me lo dijo un día pero yo ya lo había notado. Responde a la llamada y desde la primera sílaba le notas la sonrisa, es algo que se percibe aunque a veces no vaya acompañada de ningún sonido. De vez en cuando lo llamo y me siento bien porque sé que le hago bien. Él a mí no me llama porque sabe que no me gusta hablar por teléfono, no lo entiendo, tampoco es que crea mucho en el lenguaje corporal, pero prefiero hablar cara a cara con la gente que me apetece. Con los que no, no hablo de ninguno de los modos. Cuando suena el teléfono nunca lo cojo a la primera llamada, ni a la segunda ni a la tercera. Estoy un rato esperando, casi en tensión, miro el teléfono como si él fuera a decirme lo que debo hacer, a veces la llamada termina antes de que me decida. Entonces espero un rato y llamo yo. Dos frases y cuelga. Otras veces descuelgo antes de que el otro se canse. Dos frases y cuelga.
Cuando llamo a Julio es distinto, yo sigo diciendo esas dos frases, pero él puede soltar unas 20 o 40, podría no dejar de hablar, yo diría sólo dos frases y aquello parecería una conversación.
Hoy Julio no estaba normal, lo he notado desde el principio, al poco me ha dicho que había estado llorando. Julio puede estar horas y horas hablando porque tan pronto puede hablarte de cualquier trivialidad como de repente te cuenta su vida entera. Y hasta el más pintado tiene tanta mierda dentro que para sacarla toda necesitaría morir al menos 4 o 5 veces.
Me ha dicho que ha estado llorando porque su novia le ha dicho que tenía ganas de llorar. Él le ha preguntado por qué, y ella le ha dicho que no lo sabía, pero que su estómago parecía una lavadora centrifugando y que sólo podía sacarlo por lo ojos.
Llorar 30 horas seguidas. Él ha intentado animarla pero no ha podido porque no había nada que curar. Eso creo que ha sido lo que lo ha acabado de destrozar. Luego le ha colgado con la incertidumbre y pozos de pena, y se ha echado a llorar.
Me ha dicho que hacía mucho tiempo que no lloraba y que, por mucho que digan, llorar es una mierda y que no hace ningún bien.
Luego ha colgado. Nos hemos despedido y ha colgado, hemos quedado para tomar una cerveza otro día, no hemos especificado el día porque seguramente no existirá ese día.
Yo prefiero hablar con la gente cara a cara antes que por teléfono, pero es que yo prefiero muy poco hablar por teléfono.
Luego he encontrado el nuevo disco de Micah P. Hinson en el Spotify, ahora pondría aquí el enlace pero es que tengo miedo de entrar en el Youtube y encontrarme con otro spoiler de Lost. El disco me ha dejado tocado aunque confieso que en la recta final he echado de menos algún pico de intensidad. Sé que llegará, el tiempo y la paciencia harán su trabajo. Siempre es así con el de Abylene.
Tal vez el amor es eso, llorar porque el otro llora aunque el otro no sepa por qué está llorando y tal vez no tenga motivos. Pero llorar es una mierda y enamorarse de la persona adecuada es lo mejor del mundo. Así que algo falla en la ecuación. Puede que haya algo que se me escape o que como en casi todo, no tengo ni idea de cómo funcionan las cosas. Tampoco me importa, nadie sabe cómo funcionan las cosas pero las hacen para idiotas. Al final todo es apretar un botón.
Click, y entonces, te quiero.
Eso es todo, me voy a ver Lost, pase lo que pase, seguiré queriendo a esa serie, al fin y al cabo nunca fui de grandes finales, ni creo que estoy preparado para soportarlos.
¿Sigo hablando de Lost? ¿No?
Publicado por Alfonso Navarro en 20:37 3 comentarios
jueves, 20 de mayo de 2010
El mono (desde hoy me estoy quitando)
Publicado por Alfonso Navarro en 19:28 5 comentarios
martes, 18 de mayo de 2010
Yo abandoné a una familia hambrienta cuando más me necesitaba
Como ya adelanté en la última actualización, he cambiado la ruta que me lleva del trabajo hasta casa. La razón, no encontrarme con Pancho el navajero, cruz de mi existencia la semana pasada. Son 10 minutos más y no 5 como supuse, porque he tenido que escoger la tercera opción. El problema de la segunda es que gran parte del recorrido transcurría por la calle José Iturbi a.k.a. la calle La Tanda,
(a favor del párrafo que viene a continuación decir que la foto está tomada a las 7 de la mañana)
y ésa no es otra que la calle más concurrida de mi pueblo, es en lo que a populacho por metro cuadrado se refiere, nuestro Times Square en Nochevieja, la Plaza del ayuntamiento en Fallas, Canaletas cuando el Madrid no gana, La Meca al menos una vez al año. Y eso es algo con lo que no puedo lidiar.
Juro y perjuro que no soy antipático pero es que la gente tiene la costumbre de saludar y así es todo muy complicado para alguien como yo. Durante muchos años la coartada del soy tímido me valió, era efectiva y casi enternecedora, sacar virtud del defecto. Era casi genial. Luego todo terminó, alguna noche de ojos tiritantes y lengua larga, las presentaciones del libro, mi sonrisa perenne durante las 6 horas de trabajar de cara al público. No hay Dios que me crea ya. No me ha echado nadie en cara que lo disfrazara de pura y pueril vergüenza, pero ahora saludan, ya es suficiente castigo, a veces hasta de un lado de la calle al otro. A veces insisten y algunas hasta dan dos besos. Por dios, róbame pero deja que siga contando las baldosas del suelo.
(nota para no olvidarme, contar en otra actualización mi manía de no pisar las rayas del suelo con la punta del pie derecho, manía que me estropeó Jack Nicholson en aquella insoportable película, insoportable y completamente plagiada de mi vida. Ya de paso contar mi relación con los números pares hasta hace 7 meses y 17 días)
Por ello he tenido que tomar el tercer camino, mucho más largo y peligroso, en algunos de los barrios en los que me meto no habría virgen que saliera con ese adjetivo una noche cualquiera. En esos barrios falta el dinero pero podrían construir rascacielos con hímenes robados. He pensado viniendo de camino que huyendo de Pancho tal vez me meta en su propia guarida.
(no tengo ninguna foto del barrio, pero podría ser éste, ese hombre podría ser incluso el padre de Pancho, o el Pancho del futuro, si es así me alegro de que no haya prosperado mucho en la vida)
Teníamos miedo y nos escondimos en medio de una guerra.
Nos dieron armas y disparamos en dirección contraria.
Sea como sea he llegado sano y salvo a casa, con 19 euros en el bolsillo (salía con 20 pero me he gastado uno en el chino de debajo de casa para comprar papel de regalo, un papel horrible, ya se lo he advertido a C que escogería el más feo y lo que es peor lo haría sin querer pero sabiendo en todo momento que el que elegiría sería algo difícil de ver y criminal de regalar).
Eso sí, he vuelto un poco más triste, mi riqueza en ese aspecto es descomunal, en la lista Forbes de penuria autoinflingida no hay cantautor ni poeta maldito que me supere, año tras año, alegría tras alegría, yo me las ingenio para tropezar una vez más y llorar en medio de la carcajada. Que viva el melodrama me digo, que se largue la estupidez suplico.
Lo contaré rápido porque me da vergüenza, una mujer con dos niños pequeños me ha pedido dinero para darles de comer, yo le he dicho que no llevaba nada. La semana pasada un hijo de puta me pidió lo que llevara encima y le di 72 euros, 28 Luckys y un Ipod Nano con al menos 3 obras maestras en mp3 dentro, todo ello en dos sesiones separadas por tan sólo 24 horas.
Por el camino, claro, mi mente se ha puesto a trabajar, que uno se esfuerza en ser dramático pero el subconsciente le juega malas pasadas:
-Llevaba 20 euros en una pieza, la mujer no llevaría cambio.
-Tenía que comprar ese papel de regalo (me he animado a hacerle una foto, mirad, es grotesco, pero si es para una mujer de 50 años y faltan 7 meses para navidad y hasta voy en manga corta, no me preguntéis por qué lo he cogido, me pongo nervioso, me puede la presión y acabo con algo así pagado y entre las manos)
-Seguro que quería el dinero para putas.
-Qué vergüenza utilizar a los niños para dar pena.
En definitiva, soy la peor persona del mundo.
¿Alguien da más?
Eso es todo, aquí os deja Alfonso Navarro, escritor del nivel de una lechuga y ferviente defensor del lema todo lo que tiende se seca.
Publicado por Alfonso Navarro en 19:46 4 comentarios
viernes, 14 de mayo de 2010
Pancho cabrón, devuélveme la pasta que me debes
Publicado por Alfonso Navarro en 18:18 6 comentarios
jueves, 13 de mayo de 2010
Camela es un arma de doble filo
Pues hoy tenía pensado no actualizar ni escribir nada, había planeado pasarme la tarde (re)(re)(re)leyendo a Bukowski
y escuchando discos viejos que hace mucho tiempo que no me pongo. Me parece una de las mejores maneras de ver el tiempo pasar si tu novia está fuera del país y al día siguiente trabajas. No, no se ha fugado, o eso me acaba de decir. Yo como buen novio que soy le he dicho te quiero y no le he contado nada de lo que me ha pasado, por no preocuparla, París es demasiado bonito y está lo bastante lejos como para que una gota de agua que cae aquí pueda inundar allí toda la ciudad.
El caso es que venía hacia casa con el ipod puesto, sonaban los Triángulo de Amor Bizarro, cuando voy por la calle siempre me pongo canciones cuyo muro de sonido sea lo suficientemente brutal como para eliminar toda la polución sonora de un pueblo, los conductores gilipollas que presionan sus bocinas por la pérdida de diez miserables segundos de sus vidas, mujeres que hablan con sus vecinas de balcón a balcón, niños que juegan en las calles y no saben de todo lo que puede darte el silencio (no hijos no, no estaré allí el día que lo descubráis, no estaré allí para reírme de vosotros cuando os deis cuenta de que para vosotros ya es demasiado tarde). También una adolescente bonita pero con piernas gordas y botines con plumas que lleva la música en su móvil sin cascos. Una canción (mejor vídeo del año según Rockdelux, te alabamos óyenos) de amores perdidos que hace suya y a través de la cual sueña que su novio raje el estómago de su amante por el amor de una mujer tan vulgar como ella.
Al llegar al cruce de Helios
(yo estaba ahí, enfrente del paso de cebra a la izquierda de Grupinsa según vemos la imagen) he visto que un tipo venía distraído por la acera de enfrente y que iba a cruzar sin mirar. He visto también un coche que pretendía cruzar el semáforo en ámbar. El semáforo ya en rojo.
-¡Para! –le he gritado.
El tipo ha dado un paso atrás y el coche ha pasado frente a él y por un pelo no se lo ha llevado por delante. Era un coche rojo brillante y caro. Últimamente las cosas que me pasan vienen salpicadas por ese color, en cualquiera de sus infinitas tonalidades. Esto me viene ocurriendo desde que vi el sueño del agente especial Cooper en el que está sentado 25 años después en una habitación forrada de rojo y un enano
de brazos y cabezón inmensos está al lado de Laura bailando una extraña canción.
La sangre también es roja, y se queda pegada a las calles cuando un cadáver cae contra el asfalto, y no hay máquina que lo pueda quitar. Tampoco hay droga capaz de borrarla del adoquinado de un niño de 15 años que vio a su padre caer. Pero de eso ya hablé en la entrada anterior.
El tipo ha mirado a ambos lados y entonces ha cruzado, yo aún esperaba en mi lado de la calle y al llegar junto a mí me ha dado las gracias y después me ha pedido (exigido diría yo) que le diera todo lo que llevaba encima. Al principio he pensado que era una broma, luego se ha sacado una navaja y le he dado todo lo que llevaba encima. Me he quedado la ropa y el móvil, y todo el pánico del mundo. Por el cruce de Helios, como puede verse en la imagen anterior, siempre pasa alguien pero en aquel momento no había una puta alma. Luego se ha ido corriendo y yo aún le he dado las gracias por dejarme el móvil.
No he podido más que pensar que este tipo era el novio de la adolescente chabacana que tarde o temprano acabará por rajar al amante inocente que puede que ni siquiera sepa que ella es de otro y casi ni le gusta.
El móvil me lo ha dejado porque le he explicado que mi madre está en el hospital y que mi hermana me tenía que llamar en breve para pasar a recogerme y que mi madre se muere y tengo que pedirle perdón por todo lo que he hecho mal en esta vida, que es mucho y muy desagradable, y que si no llego a tiempo puede que ya esté muerta y si pesan los cadáveres más pesan los errores que se quedan flotando de por vida en la memoria de un pobre imbécil.
Creo que la mayoría de todo esto es mentira. Creí que me iba a clavar la navaja sin tan siquiera haberme follado a la adolescente que puede que no fuera tan adolescente y sí una chica de aspecto juvenil; y que unas botas se quitan fácilmente. Pero ha escondido su navaja, me ha devuelto el teléfono y se ha ido, que no sea nada, ha añadido y de mi cabeza se ha esfumado la imagen del coche rojo brillante salpicándose del rojo petróleo de la sangre del navajero. Gracias, le he dicho.
He vuelto a casa y he sostenido el teléfono con fuerza y entonces C ha llamado y se me ha pasado el temblor y le he dicho te quiero de la forma más sentida que sé, creo que mi voz se ha convertido en un beso en el trayecto que va de mi pueblo hasta París. Por lo menos en un abrazo con unos brazos tan largos como los del enano de Twin Peaks.
Podemos bailar juntos cuando vuelvas.
Eso es todo por hoy, os contó esto Alfonso Navarro escritor vocacional de libros imposibles y guardián del secreto de lo que oculta el móvil de Alfonso Navarro.
Publicado por Alfonso Navarro en 20:37 6 comentarios
martes, 11 de mayo de 2010
No era el corazón de papá el que estaba roto, era la persiana
Publicado por Alfonso Navarro en 18:24 7 comentarios