He decidido que los viernes van a ser el día del cuento. La razón es sencilla, para poder conseguir que el jueves por la noche ya pueda ser considerado medio fin de semana (antes salía de fiesta, ahora me acuesto pensando que el día siguiente es el último de la semana en que me tengo que levantar sí o sí) (a colación de esto decir que si tengo que morir dormido que no sea en víspera de festivo, no estaré allí para vivirlo pero pensar en esa última gran victoria contra mi despertador me hace sentir una euforia infinita y extraña teniendo en cuenta que voy vestido con pijama -eso sí, de arreglar- y estoy dentro de El Santuario de la Soledad aka El Cuarto del Ordenador aka La Habitación Morada) (volved al principio del primer paréntesis para poder seguir) necesito no tener ninguna presión añadida para el viernes. Y eso a día de hoy sólo lo consigo dejando de escribir Lo Imposible.
Por si hay dudas el día del cuento es el dia en que escribo cuentos, cosa que antes hacía a razón de uno al día y que había dejado aparcada por razones privadas no exentas de cierto ego innecesario y algo estúpido teniendo en cuenta mi estatus y el éxito relativo (la relatividad es el paracaídas del que fracasó en su obra y en su concepción del sentido del humor y la autocrítica) de Tú y Otras Carencias.
(éste soy yo presentando el libro en Burriana, el rojo es natural, al menos yo por dentro me sentía así)
Os colgaría entero el cuento que he escrito pero no quiero aburrir a nadie, os cuelgo aquí un pedazo:
Nada que no haya escrito antes. Creo que desde que mi vida no es una puta mierda y me depara sorpresas, la mayoría de ellas, agradables, mis cuentos se han vuelto monótonos y repetitivos. Es algo que debería hacerme pensar. Cosa que, por otra parte, uno nunca debe hacer, como yo hago ahora, escuchando el Dark Horse de Bowerbirds porque entonces corre el riesgo de tomar la decisión equivocada. Quizá no la peor pero sí la más trágica.
Eso es todo por hoy, me llamo Alfonso Navarro, trato de escribir libros y creo que sin el color morado no me importaría que todo fuera gris.