viernes, 17 de septiembre de 2010

Sobrasada entre los dedos

Todo ha empezado cuando he salido a almorzar a las 11 de la mañana. Iba fumando por la calle, no recuerdo ahora si era a la ida o a la vuelta, y en una esquina justo delante de la Panadería Nacher había un charco de sangre bastante grande. La mayor parte de él estaba ya seco, pero aún había algunas zonas húmedas. La sangre espesa invita a ser tocada con la punta de los dedos, pero he mirado a ambos lados de la calle y había demasiada gente para permitirme actuar como un loco.
           
            He pensado que alguien ha podido morir en aquella misma esquina la noche anterior. pero mi pueblo es muy pequeño como para que algo así no haya trascendido. Más aún trabajando en un banco donde se da más a la lengua que dinero.

            Ahora sé que iba a almorzar porque recuerdo que se me ha quitado el hambre. Más cuando mi madre me había preparado un bocadillo de sobrasada. Adoro la sobrasada pero no he podido evitar tocarla con la punta de los dedos y embadurnar las yemas con ella. Antes he mirado a ambos lados, y sólo estaba Ana Rosa Quintana, en la televisión, con su pelo de cartón. No he podido evitar imaginarla follando con Garci. Estuvieron casados. Los dos me dan bastante asco. Pero Qué Grande es el Cine era mi programa favorito de la televisión hace 10 años. Tal vez porque en él se fumaba.


            
(aquí iba una foto de Garci en su programa fumando)

            He dado un rodeo bastante grande para volver al trabajo. No sé si me daba más miedo encontrarme otra vez con el charco o que por el contrario ver que el charco no estaba y que probablemente nunca hubiera estado allí. A veces esas cosas pasan. Y uno se come la cabeza, y es grande pero se traga casi sin masticar.
           
            Luego en el trabajo atendía a la gente sin pensar en lo que hacía. Eso me pasa mucho. Algún día me echarán, y yo tendré que mentir para argumentar una defensa sólida. Podría llegar a llorar por recuperarlo si hiciera falta. El trabajo es un trabajo como todos los demás, pero me deja las tardes libres y pagan siempre antes del último día de mes.

            A veces no sé si muestro con la cara lo que llega a afectarme lo que estoy pensando. Pero conforme corto con el pensamiento trato de recordarme como si pudiera verme y siempre me da la sensación de que sí lo he hecho. Si es así, hoy mis clientes pensarán sobre mí cosas que prefiero no saber. Ha sido cuando pensaba que esa sangre podría ser mía y que no quiero morir en una esquina y encima que al día siguiente nadie diga nada sobre lo ocurrido. No quiero morir y desaparecer dejando tan sólo un charco de sangre. No quiero que mi madre haga bocadillos de sobrasada a la mañana siguiente de perder a su hijo.

            He pensado luego que esa sangre podría ser de C, y ahí es cuando estoy seguro de que algo he hecho con la cara, porque me dolía el pecho como cuando tienes un catarro fuerte provocado por el tabaco y toses y parece que el pulmón se te agriete. Pero sin llegar a partirse, tal vez para poder volver a toser y sentirlo de nuevo. A ella no le gusta que piense esas cosas, pero yo no las pienso, a mí me vienen y yo tan sólo las remato. Eso se lo he explicado muchas veces. Pero a ella ni tan siquiera le gusta el futbol, supongo que lo que le gusto soy yo. Y eso está bien. Eso es perfecto. Pero a mí nunca me dejan de llegar centros perfectos.


(aquí iba una foto de Javier De Pedro)



 Pd. Iba a seguir pero me tengo que ir, hoy celebramos nuestro 4º aniversario. Hoy es un día especial. Hoy no puedo morir. Hoy nadie debería morir.

Pd2. esta premura al marchar es la que ha impedido que se busquen y cuelguen las fotos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Diario de mi vida
Traducción de Marie Bashkirtseff
Espasa Calpe 1948


Léelo y cuéntame

Anónimo dijo...

Marie Bashkirtseff (Traducido)

C* dijo...

me gusta la sobrasada, me gustas tú...