jueves, 13 de mayo de 2010

Camela es un arma de doble filo

Pues hoy tenía pensado no actualizar ni escribir nada, había planeado pasarme la tarde (re)(re)(re)leyendo a Bukowski



y escuchando discos viejos que hace mucho tiempo que no me pongo. Me parece una de las mejores maneras de ver el tiempo pasar si tu novia está fuera del país y al día siguiente trabajas. No, no se ha fugado, o eso me acaba de decir. Yo como buen novio que soy le he dicho te quiero y no le he contado nada de lo que me ha pasado, por no preocuparla, París es demasiado bonito y está lo bastante lejos como para que una gota de agua que cae aquí pueda inundar allí toda la ciudad.
El caso es que venía hacia casa con el ipod puesto, sonaban los Triángulo de Amor Bizarro, cuando voy por la calle siempre me pongo canciones cuyo muro de sonido sea lo suficientemente brutal como para eliminar toda la polución sonora de un pueblo, los conductores gilipollas que presionan sus bocinas por la pérdida de diez miserables segundos de sus vidas, mujeres que hablan con sus vecinas de balcón a balcón, niños que juegan en las calles y no saben de todo lo que puede darte el silencio (no hijos no, no estaré allí el día que lo descubráis, no estaré allí para reírme de vosotros cuando os deis cuenta de que para vosotros ya es demasiado tarde). También una adolescente bonita pero con piernas gordas y botines con plumas que lleva la música en su móvil sin cascos. Una canción (mejor vídeo del año según Rockdelux, te alabamos óyenos) de amores perdidos que hace suya y a través de la cual sueña que su novio raje el estómago de su amante por el amor de una mujer tan vulgar como ella.
Al llegar al cruce de Helios



(yo estaba ahí, enfrente del paso de cebra a la izquierda de Grupinsa según vemos la imagen) he visto que un tipo venía distraído por la acera de enfrente y que iba a cruzar sin mirar. He visto también un coche que pretendía cruzar el semáforo en ámbar. El semáforo ya en rojo.
-¡Para! –le he gritado.
El tipo ha dado un paso atrás y el coche ha pasado frente a él y por un pelo no se lo ha llevado por delante. Era un coche rojo brillante y caro. Últimamente las cosas que me pasan vienen salpicadas por ese color, en cualquiera de sus infinitas tonalidades. Esto me viene ocurriendo desde que vi el sueño del agente especial Cooper en el que está sentado 25 años después en una habitación forrada de rojo y un enano



de brazos y cabezón inmensos está al lado de Laura bailando una extraña canción.
La sangre también es roja, y se queda pegada a las calles cuando un cadáver cae contra el asfalto, y no hay máquina que lo pueda quitar. Tampoco hay droga capaz de borrarla del adoquinado de un niño de 15 años que vio a su padre caer. Pero de eso ya hablé en la entrada anterior.
El tipo ha mirado a ambos lados y entonces ha cruzado, yo aún esperaba en mi lado de la calle y al llegar junto a mí me ha dado las gracias y después me ha pedido (exigido diría yo) que le diera todo lo que llevaba encima. Al principio he pensado que era una broma, luego se ha sacado una navaja y le he dado todo lo que llevaba encima. Me he quedado la ropa y el móvil, y todo el pánico del mundo. Por el cruce de Helios, como puede verse en la imagen anterior, siempre pasa alguien pero en aquel momento no había una puta alma. Luego se ha ido corriendo y yo aún le he dado las gracias por dejarme el móvil.
No he podido más que pensar que este tipo era el novio de la adolescente chabacana que tarde o temprano acabará por rajar al amante inocente que puede que ni siquiera sepa que ella es de otro y casi ni le gusta.
El móvil me lo ha dejado porque le he explicado que mi madre está en el hospital y que mi hermana me tenía que llamar en breve para pasar a recogerme y que mi madre se muere y tengo que pedirle perdón por todo lo que he hecho mal en esta vida, que es mucho y muy desagradable, y que si no llego a tiempo puede que ya esté muerta y si pesan los cadáveres más pesan los errores que se quedan flotando de por vida en la memoria de un pobre imbécil.
Creo que la mayoría de todo esto es mentira. Creí que me iba a clavar la navaja sin tan siquiera haberme follado a la adolescente que puede que no fuera tan adolescente y sí una chica de aspecto juvenil; y que unas botas se quitan fácilmente. Pero ha escondido su navaja, me ha devuelto el teléfono y se ha ido, que no sea nada, ha añadido y de mi cabeza se ha esfumado la imagen del coche rojo brillante salpicándose del rojo petróleo de la sangre del navajero. Gracias, le he dicho.
He vuelto a casa y he sostenido el teléfono con fuerza y entonces C ha llamado y se me ha pasado el temblor y le he dicho te quiero de la forma más sentida que sé, creo que mi voz se ha convertido en un beso en el trayecto que va de mi pueblo hasta París. Por lo menos en un abrazo con unos brazos tan largos como los del enano de Twin Peaks.
Podemos bailar juntos cuando vuelvas.



Eso es todo por hoy, os contó esto Alfonso Navarro escritor vocacional de libros imposibles y guardián del secreto de lo que oculta el móvil de Alfonso Navarro.

6 comentarios:

Ana! dijo...

Ya no se puede ser buena persona en este mundo...

Y C volverá y todo te habrá parecido un mal sueño =)

Alfonso Navarro dijo...

pues el humo negro escandinavo está retrasando esa maldita vuelta!
tiene su gracia que ese humo negro me impida ver el humo negro de perdidos

anina dijo...

Yo no le veo la gracia,os estamos esperando xa debatir sobre ese humo negro...

Mientras dire q si esto fuera fb, le daria al cartelito d "me gusta"

Y q debo confesar q soy de esas histericas q pita x diez segundos d retraso y no m arrepiento,volveré a hacerlo...

Y. dijo...

qué grande es Buko

rojo como mi pintalabios dijo...

con que mejor vídeo del año "cuando zarpa el amor" no? qué era, una especie de prueba para averiguar si miramos los enlaces? en realidad, seguro que has aprovechado para disfrutar de la que de verdad es una de tus canciones favoritas. todo lo demás, pose.

:)

Alfonso Navarro dijo...

anina no me hagas acabar contigo el día de mi juicio final! ajja

rojo, el vídeo lo eligió la rockdelux y era la canción que escuchaba la chica de las botas con plumas, los hechos son irrefutables, no puedo luchar contra ellos