martes, 18 de mayo de 2010

Yo abandoné a una familia hambrienta cuando más me necesitaba

Como ya adelanté en la última actualización, he cambiado la ruta que me lleva del trabajo hasta casa. La razón, no encontrarme con Pancho el navajero, cruz de mi existencia la semana pasada. Son 10 minutos más y no 5 como supuse, porque he tenido que escoger la tercera opción. El problema de la segunda es que gran parte del recorrido transcurría por la calle José Iturbi a.k.a. la calle La Tanda,



(a favor del párrafo que viene a continuación decir que la foto está tomada a las 7 de la mañana)

y ésa no es otra que la calle más concurrida de mi pueblo, es en lo que a populacho por metro cuadrado se refiere, nuestro Times Square en Nochevieja, la Plaza del ayuntamiento en Fallas, Canaletas cuando el Madrid no gana, La Meca al menos una vez al año. Y eso es algo con lo que no puedo lidiar.

Juro y perjuro que no soy antipático pero es que la gente tiene la costumbre de saludar y así es todo muy complicado para alguien como yo. Durante muchos años la coartada del soy tímido me valió, era efectiva y casi enternecedora, sacar virtud del defecto. Era casi genial. Luego todo terminó, alguna noche de ojos tiritantes y lengua larga, las presentaciones del libro, mi sonrisa perenne durante las 6 horas de trabajar de cara al público. No hay Dios que me crea ya. No me ha echado nadie en cara que lo disfrazara de pura y pueril vergüenza, pero ahora saludan, ya es suficiente castigo, a veces hasta de un lado de la calle al otro. A veces insisten y algunas hasta dan dos besos. Por dios, róbame pero deja que siga contando las baldosas del suelo.

(nota para no olvidarme, contar en otra actualización mi manía de no pisar las rayas del suelo con la punta del pie derecho, manía que me estropeó Jack Nicholson en aquella insoportable película, insoportable y completamente plagiada de mi vida. Ya de paso contar mi relación con los números pares hasta hace 7 meses y 17 días)

Por ello he tenido que tomar el tercer camino, mucho más largo y peligroso, en algunos de los barrios en los que me meto no habría virgen que saliera con ese adjetivo una noche cualquiera. En esos barrios falta el dinero pero podrían construir rascacielos con hímenes robados. He pensado viniendo de camino que huyendo de Pancho tal vez me meta en su propia guarida.



(no tengo ninguna foto del barrio, pero podría ser éste, ese hombre podría ser incluso el padre de Pancho, o el Pancho del futuro, si es así me alegro de que no haya prosperado mucho en la vida)

Teníamos miedo y nos escondimos en medio de una guerra.

Nos dieron armas y disparamos en dirección contraria.

Sea como sea he llegado sano y salvo a casa, con 19 euros en el bolsillo (salía con 20 pero me he gastado uno en el chino de debajo de casa para comprar papel de regalo, un papel horrible, ya se lo he advertido a C que escogería el más feo y lo que es peor lo haría sin querer pero sabiendo en todo momento que el que elegiría sería algo difícil de ver y criminal de regalar).

Eso sí, he vuelto un poco más triste, mi riqueza en ese aspecto es descomunal, en la lista Forbes de penuria autoinflingida no hay cantautor ni poeta maldito que me supere, año tras año, alegría tras alegría, yo me las ingenio para tropezar una vez más y llorar en medio de la carcajada. Que viva el melodrama me digo, que se largue la estupidez suplico.

Lo contaré rápido porque me da vergüenza, una mujer con dos niños pequeños me ha pedido dinero para darles de comer, yo le he dicho que no llevaba nada. La semana pasada un hijo de puta me pidió lo que llevara encima y le di 72 euros, 28 Luckys y un Ipod Nano con al menos 3 obras maestras en mp3 dentro, todo ello en dos sesiones separadas por tan sólo 24 horas.

Por el camino, claro, mi mente se ha puesto a trabajar, que uno se esfuerza en ser dramático pero el subconsciente le juega malas pasadas:

-Llevaba 20 euros en una pieza, la mujer no llevaría cambio.

-Tenía que comprar ese papel de regalo (me he animado a hacerle una foto, mirad, es grotesco, pero si es para una mujer de 50 años y faltan 7 meses para navidad y hasta voy en manga corta, no me preguntéis por qué lo he cogido, me pongo nervioso, me puede la presión y acabo con algo así pagado y entre las manos)



-Seguro que quería el dinero para putas.

-Qué vergüenza utilizar a los niños para dar pena.

En definitiva, soy la peor persona del mundo.

¿Alguien da más?


Eso es todo, aquí os deja Alfonso Navarro, escritor del nivel de una lechuga y ferviente defensor del lema todo lo que tiende se seca.

4 comentarios:

hlp dijo...

en canaletes, mobiliario urbano aparte, ya solo se celebran triunfos del barça

por cierto, me suena esa calle...

ah, y muy mono el papel, y muy apropiado

Alfonso Navarro dijo...

i tanto que te suena, pone el nombre i todo!
o te suena la de la bosca?

Helado de limón dijo...

La semana que viene tengo una entrevista de trabajo en la calle Burriana. Espero que me vaya algo mejor que al padre suicida, a la víctima de Pancho, o a la mendiga que seguirá pasando hambre. Confío en que de Burriana sólo tenga el nombre y no me toque encarnarme en cualquiera de sus personajes. Pero quién sabe.

:)

Alfonso Navarro dijo...

yo huiría de todo lo que sea burriana, o huela a ello, pero bueno, tengo 31 años y sigo aqui jaja

y solo es una calle a 60 kms de aqui, no creo que sea nada importante