miércoles, 13 de abril de 2011

Diario de un mal año


Iba a trabajar esta mañana, con el Ipod y mis nuevos auriculares color violeta con los que, aún sin música, no dejan entrar sonido del exterior alguno. Con ellos puestos da la sensación de estar dentro del mar, o en el fondo de la piscina, en los primeros días después de haber aprendido a nadar cuando sólo tienes ganas de probarte para saber hasta donde puedes llegar, sin saber que, el día que lo descubras estarás muerto. Tus padres andan cerca pero están leyendo una revista o mirando a una chica que hace top-less. Morirías sí o sí. Llevaba puesto a Ariel Pink. Ni con esas he conseguido energía para afrontar el trabajo con alegría.



            Ha sido al doblar la esquina entre la calle Vinaralls y Santa Elena cuando me he cruzado con una mujer mayor, ropa negra y pelo violeta; una mujer muy mayor. Nada más verme ha hecho la señal de la cruz. Yo iba por la otra acera. He pensado en cruzar la calle para ver si echaba a correr. Puede que pensara en algún hijo difunto recientemente y verme no haya tenido nada que ver. En el barrio hay mucha droga y los jóvenes van cayendo poco a poco hasta que caen del todo y los cubren de tierra y los lloran debajo de vestidos negros y pelos color violeta. Y muchos años encima también, quizá su único consuelo, cuantos más dejas atrás menos por delante. Cuantos más mejor. La mujer ha hecho la señal de la cruz y yo no me lo he podido quitar de la cabeza. ¿Qué habrá visto en mi interior? Ser Dexter sólo es apetecible en esa otra vida que estamos convencidos que no existe. Convencimiento de fe, no científico ni mucho menos empírico.



            

                   En otro orden de cosas, ando intentando aprender a tocar la guitarra. No quiero ser un virtuoso, tan sólo pretendo poder poner música con ella a las melodías que revolotean mi cabeza. me va muy mal y sólo me consuela pensar que las cuerdas están desafinadas. Me dice C que se la llevemos a su padre para que las ponga en regla, ya no me quedan excusas, me avergüenza decirle que si suenan perfectas y conmigo no quieren bailar, terminaré por dejarlo. Me paso la vida buscando coartadas. También me dice C que vaya a dar clases. Casi estaba apuntado pero me enteré que la guitarra la tenía que llevar yo. Me imaginé por la calle con la guitarra a la espalda, cruzándome con algún conocido y teniendo que dar explicaciones. A mis 30 años. Ella no lo entiende, yo lo veo diáfano. Hemos abortado la posibilidad de las clases. Sigo en punto muerto. Me sé los acordes de Do, Re y Mi. ¿Alguien cree que si le paso las canciones a capella podrá darles armazón?





            Y aún más en otro orden de cosas, estoy leyendo un libro de Coetzee. En principio son sus opiniones sobre temas de actualidad (Guantánamo, Pedofilia, George Bush…) pero de repente la hoja se divide en dos y en la parte de abajo comienza a contar que encuentra una chica unos 30 años menor que él y la contrata para que sea su mecanógrafa. En realidad sólo se la quiere follar. Luego la hoja se parte en 3 y ella también se convierte en narradora. En la página 65 he dejado de leer sus opiniones y sólo me centro en las dos terceras partes de ficción. ME pregunto hasta qué punto cada vez me importa menos la vida real. A veces basta un libro cualquiera para darte cuenta. En el libro hay una tensión sexual evidente, basta eso solo también para que pase las páginas con voracidad. ¿De verdad sólo hace falta eso? En mi primer libro (tiene su cosa decir primer cuando ni hay ni parece que vaya a haber nunca un segundo) no había tensión sexual no resuelta porque se resolvía desde la primera página de cada cuento. Aún así, una vez pasas 3 o 4 cuentos puede que el efecto sea el mismo porque el que leía pasaba las hojas con voracidad esperando encontrar el sexo allí pegado y lo encontraba. A veces alguien me preguntaba por el asunto y yo decía que el libro trata de amor, no de sexo, y también, irremisiblemente entonces, de la soledad, previa y posterior y sí, también entre guerras. 



4 comentarios:

HUMO dijo...

Me gusta leerte :))

=) HUMO

Pablo dijo...

te done tota la raó en lo de la guitarra... me fique en el teu lloc i no podria topetar cap explicació

Fedra dijo...

Estaba esperando desde hace tiempo ya tu 2ºlibro para poder evadirme de la mia.
Deja la guitarra.

Anónimo dijo...

Jo acabo de llegir "Verano" i m'ha agradat molt. És una especie d'autobiografia ficcionalitzada (palabro) en que les narradores expliquen la relació que han tingut amb Coetzee."Desgracia" y "La edad de hierro" són molt menys amables però de més qualitat també.

(Tinc resaca)

Elisabet