martes, 13 de septiembre de 2011

Serie Z: Capítulo 2

En poco tiempo los que intentaban escapar caían al suelo tras resbalar con los charcos de sangre que cubrían la iglesia hasta al menos el tercer o cuarto banco.

¿La sangre de Cristo?

No

Pero amén de todos modos.

            La última persona que consiguió escapar de todo aquello sin ser mordida sólo recuerda con claridad la imagen del sacerdote comiéndose la cara de una anciana, para después escupir uno a uno los cuatro o cinco dientes que a la mujer le quedaban. Cada vez que le viene a la mente vomita y piensa si merece la pena seguir viviendo. Y aún así es capaz de matar por conseguirlo.

            Así lo cuentan, pero es mentira. Y mienten varias veces. Mienten porque para cuando aquello sucedió los casos se contaban por docenas. Las noticias empezaban con el nuevo brote epidémico, ni siquiera le habían puesto nombre, y desde todos los puntos de España salían casos nuevos. Algunos nos reíamos y justificábamos tanta alarma con la mala situación del país. Nos llenamos la boca con panes y circos, cortinas de humo y la mano negra tras la información. Le echamos también la culpa a la derecha, nosotros, comunistas convencidos deseando que llegara la revolución más sangrienta para huir en el primer avión y aplaudirla desde algún ático de Nueva York, Los Ángeles o París. Nosotros pagaríamos las barricadas y algún estúpido la construiría. Como quien corta un árbol esperando sacar la madera necesaria para construirse un bonito ataúd. Qué claro se ve todo ahora. Pero hubiera preferido seguir donde estaba, con todo lo que yo podría despreciarlo.

            Luego la realidad se volvió implacable y en nuestra contra. Poco importó lo que pensáramos al principio, alarmistas e incrédulos, todos sin excepción, acabaron infectados y ahora deambulan por el planeta comiéndose los unos a los otros. Y los demás corriendo.

            Pero mienten sobre todo porque la última persona que salió de allí no vio al sacerdote comiéndose ninguna cara. Ese hombre sueña despierto a cada minuto con la espalda de su hija desgarrada, con esa misma niña mordiendo y comiendo carne humana de gente aún por morir. Y justo antes de salir la vio cubierta de sangre y la vio sonreír, y entonces sólo le quedó la posibilidad de escapar. Y sigue corriendo, pero no hay planeta suficiente para ir tan lejos cuando lo que uno pretende dejar atrás es el recuerdo de una sonrisa cercana en medio de la desgracia.

                                           ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** **

            Bajo del árbol media hora después de que hayan pasado algunos de ellos. Casi siempre van en grupo. Ni hablan ni interactúan, pero es difícil verlos solos. Yo sólo tengo un hacha, es un arma que no me permite el enfrentamiento directo pero no es fácil conseguir una pistola y mucho menos munición, con la sociedad civilizada a pleno rendimiento la hubiera tenido en mis manos en menos de media hora. Cada vez que blandes el hacha sobre un cuerpo luego tardas demasiado tiempo en desprendérsela de la carne y ya has recibido al menos cinco mordiscos de tres bocas diferentes.





(he actualizado martes porque mañana me venía chungo)

2 comentarios:

C* dijo...

sigue teniendo buena pinta...

continuará...

bambiochman dijo...

Casino Del Sol Sportsbook in Biloxi - JTM Hub
Find out more about the 전라북도 출장샵 Casino Del Sol Sportsbook in Biloxi on JTM Hub. 남양주 출장안마 Get 세종특별자치 출장안마 a quote from JTM 화성 출장샵 for the Casino Del Sol 제주도 출장마사지 sportsbook in Biloxi.