jueves, 1 de julio de 2010

Aburrimiento, camina conmigo

Hoy ha sido un día aburrido en el banco, todos lo son, pero hoy hacía más calor de lo normal y no funcionaba el aire acondicionado y pasaba poca gente por la calle y la que pasaba parecía cansada y no era demasiado guapa y a mis amigos les ha dado por no enviar correos y entonces la mañana ha sido una mierda.



Pero entre todo ese estropicio de 7 horas, justo a las once y diez he atendido a Gloria Estruells. Ella es una anciana, tiene 83 años, es pequeña y encorvada, lo es ahora, dudo que fuera así hace 50 años, siempre la he imaginado como una mujer guapa de joven, guapa como lo eran antes y con eso es suficiente.

Tan aburrido estaba que después del habitual buenos días, buenos días, cuánto quiere, 50.000 pesetas de las de antes, me ha dado por preguntarle de dónde venía su apellido, ella ha respondido que se supone que de su padre, pero que era un hombre muy despierto y los que duermen poco aman demasiado. Luego se ha reído como alguien que se ríe de la muerte después de esquivarla por quinta vez en poco tiempo.



Siempre me sorprende la modernidad bien entendida en alguien a quien imaginamos de niño sumergido en un blanco y negro de película española de postguerra. No he podido más que reír.

Mientras le daba el dinero me ha dicho que era catalán, el apellido, pero que su padre y su abuelo ya nacieron aquí y murieron aquí, los dos por la guerra, uno de hambre y el otro por una bala en el pecho. Tenía un corazón tan grande que el asesino no necesitaba demasiada puntería para darle muerte, ha dicho, y luego se ha puesto triste, como si tuviera a su padre desangrándose en sus brazos en ese mismo momento. He hecho cálculos y Gloria tendría unos 9 años cuando lo perdió para siempre, y durante 70 más ha guardado su recuerdo con la fuerza suficiente como para poder derrumbarse con sólo mencionarlo, como para poder decir asesino con más rabia de la que yo jamás lograré albergar, para referirse al hombre que le incrustó una bala en el pecho.

No he querido preguntarle en que bando luchó, para no hacerme prejuicios y poder seguir pensando que el corazón de la gente a veces es tan grande como para hacer imposible que con tantas balas en el mundo, no haya al menos una, que vaya a tener un accidente aéreo con su pericardio.

Cuando ya casi se iba me he acordado de que ahora nos han dado órdenes de que recopilemos los NIFs de todos los clientes con el fin de escanearlos para la nueva base de datos. Gloria me ha tendido el suyo y cuando casi lo tenía en la mano lo ha retirado y me ha dicho: ése no, éste, y ha guardado el carnet nuevo y me ha dado uno viejo, de cuando ella tendría unos 40 años, es que en éste no salgo muy favorecida, ha añadido.

No debería, pero le he dicho que me parece perfecto. Porque me parecía perfecto, porque son personas así las que me están quitando la idea de no querer llegar a cierta edad que he tenido siempre. Siempre he tenido más miedo a la vejez que a la muerte, no es algo muy inteligente, lo sé, pero el 80% de las cosas que hago son estupideces y aún así, o tal vez por eso mismo, las suelo hacer con orgullo y mucho tesón.

Ella ha sonreído como una adolescente que logra por primera cruzar la mirada con el chico que siempre cree para otras sin importarle que siempre será para otras, porque esos ojos, en ese instante, siempre serán ya suyos.

Pd. Puedo asegurar que a los 40 años era una mujer preciosa.




Eso es todo por hoy, y lo es porque no ha mundial, QUÉ POCA VERGÜENZA.

Mañana vuelve, nosotros aquí seguimos, esperando

2 comentarios:

Irene dijo...

:)

precioso.

PD dijo...

yo también prefiero la muerte a la vejez, por eso cuento con llegar antes a lo primero.