jueves, 12 de agosto de 2010

Cuando ? y ¿ se vieron en la cola del paro

Ayer tuve sesión con el psicólogo. Tengo la sospecha de que comienza a estar harto de mí. Trato de buscar un motivo y me salen tantos que simplemente he llegado a la conclusión de que sólo puede ser uno: le caigo mal.

Se lo noto en la forma de contestarme,  casi con desprecio y resoplando ante cada una de misexplicaciones  acerca de lo que me pasa. Puede que lo que le siente mal sea eso, que hago mi parte y luego también la suya y entonces se siente bastante ignorado.
La verdad es que yo sólo fui a él para que me dijera que no necesitaba sus servicios, que estaba perfectamente cuerdo. Pasaron 3 sesiones y eso no ocurrió. Y luego 5 y más tarde 10 y cada vez asegura estar más preocupado. A estas alturas estoy convencido que fue un error. Un plan absurdo que estaba destinado al fracaso.

Si temes la respuesta no preguntes. La verdad está sobrevalorada en la mayoría de los casos. Y diciéndolo no quiero parecer pretencioso, es que lo creo firmemente. Eso lo aprendí de Gran Hermano, cuando el/la imbécil de turno le dice hijo de puta a alguien, o que es un transexual de mierda o que apesta a sobaco rancio y luego se excusa en el plató arguyendo que él/ella es como todos los demás, lo que pasa es que a diferencia de los otros dice las verdades a la cara. Entonces aplauso general del público. Después silencio y entonces acaba siempre con un: yo es que voy de frente. Nuevos aplausos. De frente deberías ir hacia un pelotón de fusilamiento, o a un muro de roca dura. Lo que eres es un maleducado, además de alguien con el ego demasiado elevado para pensar que tu verdad es la verdad y que eres el indicado para hacerla saber.

(sí, sé que puede parecer que caigo en lo mismo, pero aquí no se oyen aplausos y ni siqueira se entera la persona a quién me refiero, de hecho no se entera ni dios, y además no está la abofeteable Mercedes Milà, este cigarro que me estoy fumando va por ti, mojama)



 (idea para otro día de blog: dar 10 razones irrefutables por las que la Mila y Rita Barberá deberían ser pareja)

Cuando le expliqué todo esto de las verdades y el Gran Hermano al psicólogo (allí di el nombre y apellido de al menos 15 concursantes que habían usado esa frase, dije en qué momento y por qué, otro día contaré por qué lo hice) me dijo que era muy violento, yo le respondí que nunca me había pegado con nadie ni le había infringido dolor físico a otro más débil que yo. Él entonces me habló de "esa otra violencia", marcando las sílabas de violencia, pero erróneamente partiéndola en 5, y que además era la más peligrosa de todas, porque aunque parezca sólo verbal, donde reside es en las ideas y no hay nada más pdoeroso que una idea (eso salió en Inception, no me gusta que gente que no me cae bien coincida con cosas que me gustan tanto) además está contenida, son un montón de promesas funestas que están por realizarse y alguna vez en la vida uno cumple su palabra y entonces todo sale de golpe.






Yo le respondí que yo no prometía nada de eso. Tan sólo lo deseaba, y la mayoría de las veces ni tan siquiera eso. Que sólo era una forma de expresar mi malestar.
Y ahí fue cuando creí escuchar el primer síntoma de su agotamiento conmigo, entre dientes y muy bajito me pareció que decía: malestar el que tú me provocas, tontoelculo.


Aún sin estar seguro me entraron ganas de matarlo.

(algún día explicaré cuánto más doloroso de escuchar es un tontoelculo bien entonado que un hijo de puta cualquiera)

No podría asegurarlo, ésa es la verdad. Pero si me hicieran jugarme un dedo, diría que eso dijo. Tendría que haberle preguntado, para ver si se ponía nervioso al ser descubierto.

Pero claro, si temes la respuesta no preguntes.

2 comentarios:

Marlén dijo...

Si temes la respuesta no preguntes. La verdad está sobrevalorada en la mayoría de los casos.

¡Chapó!

C* dijo...

Ahora puedes comentar con el psicólogo "las joyas de la corona" jeje que menudas perlitas tiene tb...