jueves, 26 de agosto de 2010

Un día a temperatura ambiente

Hoy el día ha salido nublado y en Radio 3 suena Eric Clapton. Además estoy trabajando. Ayer hizo un inesperado día soleado, con bastante calor, la gente se queja y a mí me encanta. Verles tan amargados por algo con lo que yo disfruto tanto. Si me leyeran la mente me echarían del trabajo y puede que nadie me hablara. Pero mi cabeza es grande y opaca y sus ojos débiles. Para mañana pronostican lo mismo, pero hoy el cielo está negro y en Radio 3 Manos Lentas me deprime aún más. Esa clase de depresión que a nadie le gusta, que da ganas de matar, no de matarte. De estrangularlo. Lentamente.



En casa he encendido el Ordenador y no ha arrancado. No es exacto, en verdad no deja de arrancar y cuando llega al icono de Windows XP vuelve a empezar. Creo que lo he encendido, apagado y reiniciado al menos unas 35 veces. Y en todas ellas, aunque cada vez menos, guardaba una cierta esperanza de que la cosa iba a mejorar. Algunas veces lo apagaba también del botón de atrás. Otras lo desconectaba de la luz. Lo he reiniciado de pie y lo he apagado sentado, lo he encendido vestido y hasta una vez desnudo. Pero siempre lo mismo.

Después de algo así el salir a la calle y ver las nubes negras ahí arriba sólo es algo esperable. Un guión manido y mil veces escrito. Para cuándo el viento renovará su repertorio. El viento tiene la culpa de muchas cosas. Eso yo lo sé. Desde hace mucho tiempo. Lo peor de todo es no poder verlo nada y sentirlo tanto. Como los malos recuerdos. Como los móviles cuando pierden cobertura y al otro lado alguien te está diciendo te quiero.

En la nevera no quedaba leche fría y en el armario ninguna camisa que conjuntara con los pantalones de verano. He tenido que ponerme unos de felpa con lo que, a su vez, sólo hacen juego los calcetines más gordos que tengo. Me gusta el calor, pero no soy imbécil. Pienso que las nubes traerán algo de fresco y podré evitar algo de sudor por mis piernas. Qué inocente. No es así, hace calor. Creo que es la primera vez en mi vida que maldigo el calor. Espero que sepa perdonármelo. Porque el resto de las veces yo sería capaz de erigirle monumentos y cumplir en su honor promesas estúpidas que exigieran esfuerzo y algo de dolor. Algunas personas también lo merecen. No todas, y es mejor así, porque si así fuera el mundo estaría lleno de gente quejándose, y las lágrimas de los demás no mojan pero te hacen resbalar.

El que las tortugas se hayan cagado fuera la pecera lo pasaré por alto.

He calentado la leche en el microondas y me he quemado los labios. No importa. La leche a temperatura ambiente es como el noviazgo cuando ya se fue el amor y el odio aún está por venir.

Viniendo hacia aquí, escribo desde el trabajo, me he encontrado al final de la Calle Encarnación con Jairo, un asturiano afincado en Burriana que me cae fatal. No me ha dado tiempo a cambiar de acera. Le he saludado con un ligero movimiento de cabeza, no sé en qué momento ha entendido que quería hablar con él. Tampoco sé cómo no se ha dado cuenta de que no lo puedo soportar. Me cuenta que ha encontrado trabajo, que trabaja sólo 5 horas al día y que le pagan 1200 euros. También que anda con una chica, no he podido resistirme y le he preguntado quién, me dice que con la Fox (apodo de reciente adquisición debido a su razonable parecido con la actriz de Transformers y, por qué no decirlo, porque es una zorra de mucho cuidado).




(megan)




(zorra)

-Me encantan los días nublados -ha dicho para terminar.

-A las 8 de la mañana todos los días son nublados.

No me ha entendido. He necesitado matarlo. En días como hoy me gustaría ser Dexter. Y mandar a tomar por el culo el código de Harry.



Miento si digo que es el peor día de mi vida. Pero se le parece mucho. De todas formas, de lo que sí estoy seguroes que es el peor día de mi vida que puedo contar. El otro me lo guardo para mí. Y para siempre. Nada de contarlo a punto de morir. Si puedo lo olvidaré, si no, cosa más que probable, lo enterrarán conmigo.

Casi llegando, en la Calle Virgen de la Cabeza, he levantado la vista y en uno de los edificios había dos banderas de España, una de ellas dos veces roja y una amarilla, la otra igual pero con el pájaro al medio. Me he preguntado si era anticonstitucional, creo que sí. También si me atrevía a llamar a la policía. Pero luego he pensado en la más que posible respuesta y he guardado el teléfono.

El primer cliente que ha entrado me ha pedido un seguro. No me gusta hacer seguros. No sé cómo funciona y me pongo nervioso y parezco un idiota. Pregunto mucho a mis compañeros, casi a cada paso del proceso me asaltan dudas. Rápidamente noto en los ojos de mi clienta que no confía en mi pericia. Es más que probable que esté pensado que le ha tocado el idiota, y va estarse en la oficina media mañana. Eso lo estropea todo aún más. Yo le he leído el pensamiento, ella a mí no. Conservo mi empleo.

Me sorprende esta preocupación por el trabajo. ¿Qué me está pasando?

Hoy es el peor día de mi vida.

Después de Eric Clapton han puesto Queen, y ni siquiera era Under Pressure. ¿Qué será lo siguiente? ¿Dire Straits? ¿Me voy a morir?

Son las 9 de la mañana y me he apresurado a escribir esto. Primero he pensado en hacerlo por la tarde pero luego he recordado que, claro, no tengo ordenador (por más que al llegar lo volveré a encender, las veces que haga falta). Después en hacerlo a partir de las dos, cuando cerramos al público. Pero al final me he puesto en seguida porque a partir de ahora si el día sigue igual me quedaría una actualización demasiado larga, o quién sabe si me pego un tiro y no puedo subir el texto. No, muerto no se puede hacer eso. No. No se puede. Por otra parte, si le da por mejorar, es muy probable que se me pase lo que siento ahora e incluso que olvide parte de ello.

Hay que capturar el momento. Hoy no he escrito nada, he tomado na fotografía única e imperfecta. Como una polaroid antes de quedarnos sin papel.



Pd. Esto lo escribí el 19 de agosto. Sigo sin ordenador y me he tenido que buscar la vida. Ese mismo día salí de casa a las 8 de la tarde, el temporal había pasado de largo y miré al cielo y estaba azul y lleno de luz. Como pintado con plastidecor. La calle estaba mojada y por un instante sentí que un día de lluvia podía tener algo positivo. Era el olor a asfalto mojado y una sensación en el ambiente muy parecida a la que sientes cuando haces sonreír a una persona que ha estado mucho rato llorando. Me fui feliz y sonriente a casa de mis suegros. Al llegar di un beso a C y su padre nos dijo que en la playa se había levantado un tornado y había matado a un turista de Burgos. Su mujer y sus hijas se habían salvado.

Cada año está lleno de peoresdíasdelavida, pero siempre hay alguien para el que un mismo minuto es peor que para ti.

Y eso no consuela, ni hace que nos quejemos menos.

1 comentarios:

C* dijo...

hoy tb está nublado, pero creo q para tía ha sido mejor día q el 19/08... o eso espero...